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El machismo en Maldito Amor Kandidat, litteraturvetenskaplig inriktning Examensarbete

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Examensarbete

Kandidat, litteraturvetenskaplig inriktning

El machismo en Maldito Amor

Un análisis de los personajes masculinos en la novela

Maldito amor de Rosario Ferré

Författare: Villemo Warnerfjord Handledare: Carles Magrinyà Badiella Examinator: Isabel de la Cuesta Ämne/huvudområde: Spanska Kurskod: SP2021

Poäng: 15 poäng

Ventilerings-/examinationsdatum: 4 juni 2020

Vid Högskolan Dalarna har du möjlighet att publicera ditt examensarbete i fulltext i DiVA. Publiceringen sker Open Access, vilket innebär att arbetet blir fritt tillgängligt att läsa och ladda ned på nätet. Du ökar därmed spridningen och synligheten av ditt examensarbete.

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Jag/vi medger publicering i fulltext (fritt tillgänglig på nätet, Open Access):

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Abstract:

La intención de realizar este trabajo ha sido hacer un estudio de Maldito amor

(1986) escrito por Rosario Ferré. El objetivo de nuestro estudio ha sido hacer un

análisis de los personajes masculinos de la obra a base de la teoría feminista

literaria, centrado en las representaciones del machismo. Como resultado de

nuestro estudio podemos afirmar que el machismo se manifiesta en los personajes

Don Ubaldino, Don Julio Font y Don Arístides. Analizando el personaje de Don

Hermenegildo se han encontrado rasgos del machismo, pero también rasgos que

van en contra de la definición del hombre macho. Nicolás De la Valle es la figura

que rompe con el estereotipo de los otros personajes, ya que no se ha encontrado

ningún rasgo del machismo en él.

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Índice

Introducción ... 1

Objetivo y método del trabajo ... 1

Resumen de Maldito amor, una novela polifónica ... 2

Estado de la cuestión ... 3

Teoría y aspectos contextuales... 7

La mujer y el hombre puertorriqueño en la historia ... 7

La crítica feminista ... 8

El Machismo en Latinoamérica según Octavio Giraldo ... 12

Análisis ... 14

Don Hermenegildo Martínez ... 14

Don Julio Font ... 15

Don Arístides De la Valle ... 17

Don Ubaldino/Niño Ubaldino De la Valle ... 19

Nicolás De la Valle ... 20

Conclusiones ... 22

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Introducción

Rosario Ferré es una de las escritoras contemporáneas de Puerto Rico más importantes de Latinoamérica. En 1986 publicó la obra Maldito amor y otros cuentos. La novela se desarrolla en Puerto Rico a principios del siglo XX. Trata de una familia de terratenientes que poseen plantaciones de cañas de azúcar que está en conflicto por cuestiones de la herencia. También aborda los cambios que hubo en el país por culpa de la inmigración estadounidense después de la guerra hispano-estadounidense de 1898. La novela aborda temas como, por ejemplo, la presencia de los estadounidenses en Puerto Rico, el mestizaje y la producción de caña de azúcar. Sin embargo, dado el interés que la crítica feminista suscita, nos parece relevante realizar un análisis desde una perspectiva diferente.

La crítica feminista surgió con las grandes escritoras de la primera ola del feminismo como, por ejemplo, Simone de Beauvoir y Virginia Woolf. A partir de entonces han surgido muchas teorías literarias feministas con enfoques diferentes a lo largo de la historia. Según Selden “A lo largo de su dilatada historia, el feminismo ha pretendido alterar la seguridad complaciente de esta cultura patriarcal, afianzar su creencia en la igualdad sexual y erradicar la dominación sexista en una sociedad cambiante.” (Selden et al, 1987: 151). La novela contiene aspectos que dan paso a una crítica feminista. En este sentido, resulta relevante analizar los personajes masculinos de la familia De la Valle, de distintas generaciones, y su abogado Don Hermenegildo, desde esta perspectiva.

Objetivo y método del trabajo

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2 En el análisis textual, nos centraremos en los personajes masculinos de la novela describiendo sus cualidades y la mentalidad de cada uno de ellos para tener claro cómo son y cómo piensan. Además, nos centraremos en cómo se relacionan los personajes masculinos con los personajes femeninos en la novela. Así mismo, analizaremos la perspectiva que tienen los personajes masculinos sobre el papel que representa el hombre en relación a la mujer.

Resumen de Maldito amor, una novela polifónica

La novela Maldito amor (1986) escrita por Rosario Ferré trata de la familia De la Valle, cultivadores de caña de azúcar cuya hacienda se llama la Central Justicia. Se trata de una novela polifónica, es decir, tiene varios narradores protagonistas: Don Hermenegildo (amigo de Don Ubaldino, abogado y escritor), a través de su novela él escribe sobre la familia De la Valle. Titina (criada), Arístides (hijo de Doña Laura y Don Ubaldino), Doña Laura (la madre), y al final, Gloria (esposa del hermano de Arístides y cuidadora de Don Ubaldino).

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3 del orgullo del Guamaní antiguo regido por la elite criolla, centrándose en la familia De la Valle. En el último capítulo (8) Gloria afirma que el único interés de Don Hermenegildo es obtener información para poder terminar su novela. Luego confirma que ella y Nicolás se casaron para complacer a la madre, ya que ésta quería que ellos fueran los únicos herederos. La novela termina con Gloria rompiendo el testamento y prendiendo fuego a la hacienda después de la muerte de Doña Laura.

Como ya hemos mencionado esta novela es polifónica y, aunque nuestro trabajo no es un análisis de los narradores y la polifonía, es importante tenerlo en cuenta. El término fue acuñado por Mijail Bajtin, un crítico literario de Rusia. Escribió la obra Problemas de la poética de Dostoievski (1936), en la cual aborda la novela polifónica:

La pluralidad de voces y conciencias independientes e inconfundibles, la auténtica polifonía de voces autónomas […] se combina precisamente la pluralidad de las conciencias autónomas con sus mundos correspondientes, formando la unidad de un determinado acontecimiento y conservando un carácter inconfundible (Batjin, 2005: 15).

Es decir, la polifonía se refiere a una estructura de textos donde varias voces autónomas de narradores y personajes coexisten. Esas voces forman una unidad de diferentes perspectivas sobre un acontecimiento determinado. Bajtin afirma que: “el pensamiento crítico de la obra de Dostoievski se ha fragmentado en un conjunto de construcciones filosóficas independientes y mutuamente contradictorias, defendidas por sus héroes” (2005: 13). Es decir, en la obra de Dostoievski se encuentran esas voces autónomas que, en cuanto a la realidad de los acontecimientos no coinciden. Esa diversidad de voces narrativas se encuentra también en Maldito amor. La autora misma lo explica en la introducción de la obra: “Y por ello en el texto hay tantas voces contrapuestas […] Todo lo que ellos cuentan es chisme, mentira, calumnia desatada, y sin embargo todo es cierto” (Ferré, 1986: 14). Es decir, son voces diferentes que se contradicen y puede que cuenten la verdad o que todo sea mentira.

Estado de la cuestión

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4 puertorriqueña y el mestizaje, lo cual está relacionado con la colonización de los españoles y también con la inmigración de los estadounidenses.

Sobre las voces narrativas de la obra pueden encontrarse varios textos. Uno de ellos es el texto “Subversión de la autoridad narrativa en ´Maldito amor´ de Rosario Ferré” (1994), escrito por María José Bustos Fernández, que trata de la versión verdadera de los acontecimientos que los narradores cuentan. Bustos Fernández llega a la conclusión que son voces diferentes que cuentan una misma historia y lo que hace Ferré es crear una parodia y desmitificar “una larga tradición literaria que ha ocupado buena parte del imaginario de la narrativa Latinoamericana.” (1994: 29).

“History and stories of mestizaje in the Spanish Caribbean. Rosario Ferré´s Maldito amor/Sweet Diamond Dust” (2019), escrito por Gema Ortega, es un texto donde se estudia el mestizaje y la identidad criolla y cómo esto se refleja en Maldito amor: “the De La Valle family serves to demystify the idealization of racial and class harmony those novels conveyed” (2019: 147). Se veían a los mestizos como élite criolla y Don Hermenegildo comparte ese punto de vista (2019: 147). Sin embargo, los puertorriqueños no solamente eran mestizos sino también de origen africano e indígena. Según Ortega, la familia De la Valle representa una diversidad de voces que reflejan mejor la variación de dichas identidades puertorriqueñas (2019: 145). Como ya hemos mencionado, no se ha encontrado ninguna crítica feminista de Maldito amor, pero varios textos mencionan el tema. En el texto escrito por Ortega se menciona las ideas feministas de Doña Laura que ella tiene en relación a Gloria. Laura defiende a Gloria por ser promiscua. Sin embargo, aunque la defienda no lo hace por Gloria sino que lo hace por sus propios intereses ya que, según Laura dicho rasgo de Gloria garantiza “un futuro híbrido para Puerto Rico” (n.t) (2016: 156). Es decir, Ortega menciona los pensamientos feministas que el personaje Laura tiene en relación con Gloria. Sin embargo, no se acerca al objetivo de nuestro trabajo.

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5 artículo, nos habla también sobre tres tópicos intertextuales. El primer intertexto de Maldito amor es la novela de Don Hermenegildo que según Gutiérrez Mouat comparte rasgos del romance nacional. Las novelas de romance nacional son novelas que “pertenecen al período de consolidación nacional posterior a las guerras de independencia y tienen como uno de sus fines armonizar las contradicciones sociales de las nuevas naciones con vistas a un futuro desarrollista y próspero” (Gutiérrez Mouat, 1994: 288). En su artículo nos explica que la novela de Don Hermenegildo es una novela de romance nacional por centrarse en, por ejemplo, la historia del país que se idealiza, la familia y por los personajes Doña Elvira y Don Julio “quienes procrean al héroe del relato y de la nación” (1994: 289).

En segundo lugar, tenemos Los soles truncos que tiene rasgos en común con Maldito amor. La obra es un libro escrito por René Marqués que se basa en su cuento Purificación en la calle del Cristo. Marqués inventó un esquema moral que tiene unos principios como, por ejemplo, el nacionalismo, cristianísimo, señorío respetuoso y noble, falta de línea marcada ente sirvientes y servidos, viaje trágico al pasado y rescate de una utopía perdida. En la siguiente cita Gutiérrez Mouat nos cuenta los rasgos que Maldito amor y Los soles truncos tienen en común:

En ambos casos los acontecimientos giran en torno a un núcleo familiar poseedor de un secreto escandaloso y a una propiedad agraria que encarna valores culturales identificados con lo nacional. En ambos casos también el capital norteamericano amenaza con el despojo de las tierras o lo efectúa. Son los personajes femeninos de los dos textos quienes heredan el patrimonio familiar y deben decidir su suerte. Ambas historias culminan con el incendio de la casa familiar, acto simbólico en Los soles

truncos, gesto rebelde en Maldito amor. Además, las estructuras de ambas historias se ciñe a las

unidades clásicas de tiempo, lugar y acción (Gutiérrez Mouat, 1994: 296-297).

El último tópico que nos presenta es “La Loca del Desván” que Maldito amor comparte con las novelas Jane Eyre escrita por Charlotte Brönte y Wide Sargasso Sea escrito por Jean Rhys. “La Loca del Desván” se refiere a un personaje femenino que tiene unos rasgos definidos. Sin embargo, Gutiérrez Mouat dice: “Las tres obras comparten el tópico de la “Loca del Desván” pero con variantes significativas que renuevan el significado del tema” (Gutiérrez Mouat, 1994: 301). Es decir, las tres obras comparten el tópico, pero en cada obra el matiz de “La Loca del Desván” se desarrolla de manera particular. En cada intertexto hay un personaje femenino que representa La loca del Desván. En Maldito amor ese personaje es Gloria. El rasgo más importante que estos tres personajes femeninos tienen en común es que están descritas como mujeres locas.

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6 presentados, se habla de las voces narrativas y de la nación de Puerto Rico, pero sobre todo se habla del chisme. La familia De la Valle está en conflicto y todos usan el chisme como arma para contar su versión de los acontecimientos, cierta o no, de los otros miembros de la familia (Rodríguez Navas, 2016: 67-68). El texto no se centra en el feminismo, ni en el machismo, ni tampoco en los personajes masculinos. Sin embargo, en el artículo de Rodríguez Navas surge el tema como, por ejemplo, vemos en esta cita:

Ferré tends to inflect her views on feminism with reflections on race and class: it is telling that Maldito

amor gives space not just to Laura, the white matriarch, but also to Gloria, the mulatta nurse, and Titina,

the black housekeeper. The overall effect, as Moreno notes, is not just to destabilize the patriarchy, but also to disrupt putative “familial unity and racial harmony” (Rodríguez Navas, 2016: 69).

El texto “El cuerpo femenino: Identidad(es) problematizada(s) en dos cuentos de Rosario Ferré” (1996) escrito por Beatriz Urrea, trata de identidades puertorriqueñas en relación con el cuerpo femenino. Hace una comparación entre dos cuentos de Ferré: El regalo (1986) y La muñeca menor (1980). A pesar de que el objetivo de este trabajo no trata de los personajes masculinos se encuentra información útil para nuestro análisis. Urrea nos cuenta y comenta el cuento La muñeca menor, analizando cada acontecimiento.1 Uno de los aspectos que identifica, relacionado con nuestro objetivo, es el simbolismo de arrancar los ojos de la muñeca del cuento y venderlos. Explica cómo ese acto significa que los hombres le roban la mirada de las mujeres y así les quitan el poder. Cuando Urrea comenta esta cita se refiere a un artículo donde Jean Franco dice “men deprive women of eyes. They rob them of the look that is power” (1996: 290).

Urrea estudia también otro cuento, El regalo (1986).2 El ángulo feminista que tiene el análisis

de Urrea sobre esta obra es la sexualización del cuerpo mulato. Urrea investiga la sexualización del cuerpo de Carlota en relación con la identidad y también la raza. La perspectiva de Carlota es que siente orgullo de su cuerpo mientras que las damas de su colegio piensan que ella es vulgar y que debería ser castigada. En primer lugar, por exponerse como ella lo hace, pero también por tener el cuerpo que ella tiene.

1La muñeca menor (1980) trata de una mujer que nunca se casa ya que un bicho se mete en su pierna y por esa razón ya no es

atractiva. Por culpa de ese asunto se dedica su vida a quedarse en casa cuidando a sus sobrinas, haciéndoles muñecas. La sobrina menor se casa con un médico que le trata como un adorno y exige que esté sentada en el porche todos los días para que los vecinos la puedan ver. Antes de ir a vivir con su marido su tía le cose una muñeca. Más adelante el marido le quita los ojos de la muñeca, que son de diamantes y los vende.

2El regalo (1986) trata de dos muchachas de Puerto Rico y sus diferentes identidades, ya que una de ellas es Carlota, la primera

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7 En conclusión, no hemos encontrado un estudio desde la teoría literaria feminista de la obra pero sí estudios que se acercan al tema de feminismo. Sin embargo, no hemos encontrado ningún artículo con nuestro objetivo, y por esta razón podemos decir que nuestro estudio es relevante.

Teoría y aspectos contextuales

En primer lugar, en este apartado presentaremos desde una mirada retrospectiva el contexto histórico centrándolos en el papel de hombre y el de la mujer en Puerto Rico. A continuación, explicaremos la teoría feminista de Simone de Beauvoir, a través de su monografía El segundo sexo (1949). Antes de pasar al apartado de nuestro análisis presentaremos los que, según Octavio Giraldo, son los rasgos del machismo (1972).

La mujer y el hombre puertorriqueño en la historia

Antes de que los españoles colonizaran Puerto Rico la mujer taína era la que tenía que asegurarse que el linaje siguiera y por eso ella pertenecía a las altas jerarquías políticas. En esa época muchas mujeres taínas tenían que saber usar armas y también luchaban en conflictos y guerras. Es decir, las mujeres taínas no se quedaban en el hogar cuidando a la casa y a los hijos, sino que ellas contribuían también en otras maneras. Existían incluso mujeres que eran jefas (cacicas), mientras que en Europa la mayoría de las mujeres eran de la segunda clase y cuidaban el hogar (Azize, 1987: 18).

Cuando llegaron los conquistadores españoles el estatus de la mujer cambió drásticamente. Al principio no había muchas mujeres europeas y durante esa época se favoreció la mezcla entre los colonizadores, africanas e indígenas. Sin embargo, estas mujeres fueron esclavizadas y traficaban con sus hijos. Luego cuando llegaron más mujeres españolas fueron usadas para procrear, y así crecía la población europea en la isla. Las mujeres participaban en el trabajo agrícola, pero sobre todo fueron enseñadas a hacer las tareas domésticas (1987: 18). Las tareas de la mujer se centraron en el hogar y la familia. Y en la esclavitud, el rol de la mujer, como es un ser inferior, se hizo duro (Nieves, 2016: 17).

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8 muchas mujeres tuvieron que buscar trabajo en industrias (Azize, 1987: 20). La vida para la mujer cambió, no solamente la vida laboral, sino que también, la vida en casa cambió, ya que los norteamericanos no creían en jerarquías dentro de las casas y por eso las mujeres compartían la autoridad con el hombre en el hogar (Nieves, 2016: 17).

Y, en el comienzo del siglo XX la mujer empezó a trabajar, por ejemplo, de enfermeras, maestras, despalilladoras y también en la industria de la aguja. Fue en esta época que la lucha feminista empezó a coger forma (Azize, 1987: 20). Sin embargo, aunque la mujer había empezado a trabajar fuera del hogar los roles de género seguían siendo enseñados a los niños. Y se enseñó a las niñas que debían tener ciertas cualidades para ser esposa y madre, pero también para su vida laboral:

a las mujeres se les enseñaba desde pequeñas las siguientes cualidades: “laboriosidad, abnegación, sacrificio, pulcritud, timidez, fidelidad y paciencia” para afrontar la vida. Estas cualidades la preparaban para asumir y desempeñar los roles de esposa, madre y ama de casa. Estos roles fueron asignados por la sociedad. Las niñas, aprendían de sus madres su rol de esposa, madre y ama de casa. A su vez, la escuela reforzaba estos roles, pero también las orientaba en las profesiones y ocupaciones, en especial para que se desempañaran como maestras, enfermeras, secretarias, trabajadoras sociales, entre otras. No es hasta 1935 que, con la adquisición del derecho al voto por parte de las mujeres, estas afirman su rol en la vida pública (Nieves, 2016: 17-18).

Aunque la mujer había entrado en el mundo laboral y el padre y la madre compartían la autoridad dentro de la casa, se seguía enseñando los roles de género a los niños.

La crítica feminista

La crítica feminista surgió para dar voz a la mujer. Quiere exponer las estructuras sociales en obras literarias donde se ve la percepción de que la mujer es inferior del hombre. La crítica feminista quiere cuestionar el papel de la mujer en la historia en el contexto literario (Sagarra, 2000: 84). La teoría literaria feminista se ha descentralizado en varias ramas y por esta razón no se puede definir como una teoría porque no posee una metodología propia (Sagarra, 2000: 84). Simone de Beauvoir es una escritora francesa que forma parte de la primera ola del feminismo, igual que la conocida escritora Virginia Woolf. En el año 1949 De Beauvoir publicó El Segundo Sexo (Le deuxième sexe) y es una de las obras feministas más conocidas. La obra se basa en dos ideas principales:

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9 decir, que el hombre es la norma y la mujer no, la cual queda apartada de la norma. También afirma que la mujer no se considera como una persona independiente que trabaja por cuenta propia. Se refiere a la mujer como la Alteridad y al hombre como el Absoluto. La segunda idea principal de su ensayo es que “no se nace mujer” sino que, “se llega a serlo”. En el prólogo, de El segundo sexo, escrito por Teresa López Pardina explica que la mujer llega a obtener las características femeninas, no nace con ellas de forma natural: “quiere decir que no se nace sensible, abnegada, modesta, sumisa, afectuosa etc., es decir que no se nace con los atributos de la feminidad, pues lo que denominamos masculinidad y feminidad son modos de conducta adquiridos.” (2005: 29). Explica que a partir de la educación se puede llevar a cabo un proceso de inculturación (2005: 29).

En la siguiente cita De Beauvoir explica el miedo de la inferioridad de los hombres:

Los hombres tienen muchas maneras más sutiles de aprovecharse de la alteridad de la mujer. Para todos los que sufren complejo de inferioridad, se trata de un bálsamo milagroso: nadie es más arrogante, agresivo o desdeñoso con las mujeres que un hombre preocupado por su virilidad. Los que no se sienten intimidados por sus semejantes están también mucho más predispuestos a reconocer en la mujer un semejante; pero incluso estos últimos se aferran, por muchas razones, al mito de la Mujer, de la alteridad (De Beauvoir, 2005: 60).

Según De Beauvoir hay hombres que en momentos donde sienten una amenaza hacia su virilidad muestran lados agresivos y arrogantes. Los varones que nunca experimentan esto son más abiertos para imaginarse la mujer igual/semejante que el hombre. Sin embargo, algunos hombres sin complejo de inferioridad siguen viendo a la mujer como un ser inferior. Muchos también se aprovechan del hecho de que el hombre es el Uno (El Absoluto) y la mujer el Otro (la Alteridad).

La filósofa francesa afirma que la sociedad está gobernada por los varones y que las mujeres son subordinadas. La siguiente cita engloba el papel de la mujer en la sociedad:

La misma mujer reconoce que el universo en su conjunto es masculino; los hombres lo han conformado, regido, y lo siguen dominando; en cuanto a ella, no se considera responsable; se supone que es inferior, dependiente; no ha aprendido las lecciones de la violencia, nunca ha emergido como sujeto frente a otros miembros de la sociedad; encerrada en su carne, en su hogar, se considera pasiva frente a estos dioses con rostro humano que definen fines y valores. (De Beauvoir, 2005: 758).

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10 ha participado en la historia (De Beauvoir, 2005: 761). Es decir, ella no puede entender de lo que carece, ya que el universo y su historia han sido creados por el hombre.

Según De Beauvoir la mujer tiene más paciencia que el hombre. Esa paciencia viene de haber tenido que aprender a aguantar. Lo dicho se afirma en la siguiente cita:

«Las mujeres están hechas para sufrir», dicen ellas mismas. «Es la vida, no se puede hacer nada.» De esta resignación nace la paciencia que a menudo se admira en ellas. Soportan mucho mejor que el hombre el sufrimiento físico; son capaces de un valor estoico cuando las circunstancias lo exigen: a falta de la audacia agresiva del varón, muchas mujeres se distinguen por la tranquila tenacidad de su resistencia pasiva; hacen frente a las crisis, la miseria, la desgracia, con más energía que sus maridos; respetuosas del tiempo que no puede vencer ningún apresuramiento (2005: 762).

Esta cita no solamente menciona la paciencia de la mujer sino también indica que la mujer no posee la misma agresividad que el hombre y por eso puede manejar las cosas difíciles mejor que él. Con resignación e impotencia, la mujer en vez de enfadarse y luchar contra él, lo acepta resignándose y desde ese punto de partida, lo maneja.

Como ya hemos indicado, según De Beauvoir la mujer es inferior al hombre y esto va aparejado con la dependencia. La mujer depende del hombre ya que no tiene poder en la sociedad y esto hace que la mujer siempre tenga que estar a su disposición. De Beauvoir afirma esto en la siguiente cita:

Espera de ellos su subsistencia: aunque posea un talonario de cheques o reciba cada semana o cada mes las sumas que le asigna su marido, tiene que esperar a que él cobre, o a que obtenga un aumento de sueldo para pagar en la tienda o comprarse un vestido nuevo. Espera su presencia: su dependencia económica la pone a su disposición; sólo es un elemento de la vida masculina, mientras que el hombre es su vida entera (2005: 770).

Esta cita muestra que la mujer depende del hombre mientras que el hombre no depende de ella. También afirma que, como depende de él, tiene que estar a su disposición para obtener lo que ella necesite y quiera.

De Beauvoir indica que la violencia física es un hecho. El hombre golpea a la mujer porque “es el más fuerte y su puño es un instrumento eficaz” (2005: 768-769). Ella, sin embargo, no puede hacer el mismo daño al hombre (2005: 769). La mujer se siente impotente, lo cual resulta en crisis nerviosas y convulsiones, abandonándose a una mezcla entre desesperación e ira (2005: 769).

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11 mujer casada. Es decir, si dos personas casadas tienen relaciones sexuales está justificado por parte del hombre, pero no por parte de la mujer. En cuanto al sexo dentro del matrimonio lo describe en la siguiente manera: “Se acepta, como antes, que el acto amoroso es, por parte de la mujer, un servicio que presta del hombre: él toma su placer y debe ofrecer una compensación a cambio. El cuerpo de la mujer es un objeto que se compra; para ella representa un capital que está autorizada a explotar.” (2005: 546). Lo que expresa esta cita es que se ve el cuerpo femenino como un objeto que está en venta y a disposición del hombre. Luego él recibe su servicio y según la norma debe ofrecerle algo a ella a cambio.

Hay algunos hombres que se enamoran, pero nunca se dejan llevar totalmente por los sentimientos (De Beauvoir, 2005: 809). De Beauvoir afirma la diferencia entre el enamoramiento de la mujer versus el del hombre. La mujer se entrega al hombre totalmente, pero el hombre no se entrega totalmente a la mujer. Para él, la mujer forma parte de su vida, pero no es su vida. De Beauvoir lo explica con las siguientes palabras: “quieren [los hombres, nuestro añadido] integrarla en su existencia y no ahogar en ella su existencia entera.” (2005: 810).

A continuación, se profundiza en el amor de la mujer:

Para ella no hay más salida que perderse en el cuerpo y alma en aquel que se considera lo absoluto, lo esencial. Ya que de todas formas está condenada a la dependencia, en lugar de obedecer a unos tiranos- padres, marido, protector- prefiere servir a un dios; opta por desear tan ardientemente su esclavitud que se le aparecerá como la expresión de su libertad […] El amor se convierte para ella en una religión (2005: 810).

La cita describe el enamoramiento de la mujer. Dice que ella ve a su marido como un dios, ya que siempre va a depender de un hombre. Esta dependencia no es algo que la mujer elige. Y para no sentirse como una esclava elige anhelar esa esclavitud como si fuera una elección voluntaria.

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El Machismo en Latinoamérica según Octavio Giraldo

En el primer apartado de la Teoría hemos hablado de la inferioridad de la mujer y la “superioridad” del hombre. Hemos hablado de la construcción que tiene la sociedad sobre el papel de la mujer y el del hombre. En este momento hemos llegado al término machismo. La primera definición del Diccionario de la Real Academia Española es la siguiente: “Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres” (RAE, 2020). Y, la segunda es: “Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón” (2020). Es decir, el machismo engloba la idea que el hombre es superior y la mujer inferior. Según la RAE una persona machista es “perteneciente o relativo al machismo” (2020). Es decir, un hombre que se ve superior en relación con la mujer, o una mujer que se siente inferior a la figura de un hombre.

En el artículo “El machismo como fenómeno psicocultural” (1972) el profesor de psicología y educación sexual Octavio Giraldo, realiza un estudio sobre las características del machismo en Latinoamérica. Describe un hombre macho como “el verdadero hombre” y sus características principales son, según Giraldo, heterosexual y agresivo. También dice: “El hombre debe resaltar y demostrar su capacidad fálica. Mientras más grande sean sus órganos sexuales y más activamente se entregue a la relación sexual, más macho será” (Giraldo, 1972: 296). Es decir, se mide lo macho que es un hombre por el tamaño de su pene y por la cantidad de sexo que tiene.

El hombre tiene que demostrar su masculinidad que incluye conquistar y engañar, pero también tiene que mostrar el lado protector por sus hermanas. También tiene que probar que puede tener una familia, criar y educar a los niños (Giraldo, 1972: 297). Es decir, el hombre tiene que seguir conquistando y engañando para exhibir lo macho que es, pero también tiene que manifestar un lado protector. La necesidad de proteger a sus hermanas sirve para asegurar la virginidad de éstas cuando se casen. El hombre sabe que otros hombres van a intentar conquistarlas y por eso hace falta ese lado protector con las hermanas (Giraldo, 1972: 292).

Volviendo al matrimonio, Giraldo hace una referencia al dicho “la que se casa es la mujer”. Y se refiere a que a partir del casamiento la mujer ya no puede estar con otros hombres, pero el hombre si puede seguir conquistando a mujeres, ya que el hombre es sexualmente libre (Giraldo, 1972: 297).

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13 mismo que explica Simone de Beauvoir. Sin embargo, Giraldo afirma que los dos géneros creen en estas posiciones. A continuación, nos explica lo que pasa si la mujer se pone en contra de esa estructura:

Un verdadero macho no puede tolerar que su mujer le pegue o ni siquiera que no le obedezca. Un hombre debe aparecer como el jefe de la casa ante sus amigos hombres si no ha de perder su fama de macho. Si su esposa se atreve a mostrar cierta independencia o le amenaza delante de otro hombre, él debe pegarle a fin de no perder el prestigio ante sus amigos (Giraldo, 1972: 298).

En esta cita leemos sobre el momento en el que el hombre macho tiene “el derecho” de defender su fama de macho si la mujer cuestiona la jerarquía o si sale de su rol, pegándola. Y, no es que solamente puede, sino que debe pegarlas. Sin embargo, ella no puede pegarle a él. Giraldo termina el párrafo afirmando que un hombre tampoco debe abusar de su mujer “en sus relaciones sociales ordinarias” (Giraldo, 1972: 298). Es decir, no debe mostrar a sus amigos que abusa de ella, pero pegarle alguna vez, sí lo debe hacer para mostrar lo macho que es. Según Giraldo la agresividad equivale a ser macho (1972: 298). Cuanto más agresivo es, más macho es. Entonces, la agresividad es una característica fundamental del hombre macho. La violencia de un hombre es algo que se comprende, pero no se acepta (Giraldo, 1972: 298). Es decir, no es bien visto, pero se acepta que ocurra.

Otro rasgo común entre los hombres machos son los celos. Giraldo afirma que los celos y la agresividad explican por qué los hombres golpean a su mujer e incluso por qué llegan a matarla si ellas les han sido infiel. Es decir, se comprende que los hombres reaccionan con violencia, aunque no esté justificado (1972: 298). El hombre macho puede sentir rabia y tener celos, pero no puede sentir “emociones blandas y sentimientos” (1972: 299). Ella es sentimental y muestra afecto y por eso el macho evita las emociones, ya que tiene que haber diferencias entre ambos sexos (1972: 298).

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Análisis

Don Hermenegildo Martínez

Aunque Don Hermenegildo está presente en casi toda la novela, no se cuenta mucho de su personalidad. Para conocer a Don Hermenegildo hay que profundizarse en las partes que él narra para ver lo que él ha decidido contar, y también cómo lo cuenta. Por ejemplo, en el capítulo dos el narrador (Don Hermenegildo) se centra en los sentimientos de Doña Elvira y no en los de Don Julio Font. Hablando de él se centra en lo trabajador que era. Consideramos que Don Hermenegildo, consciente o inconscientemente da importancia a escribir sobre los sentimientos de Doña Elvira porque es mujer, pero no de Don Julio Font, ya que es un hombre. Por otro lado, es posible que Don Julio Font fuera la persona que Don Hermenegildo describe. Es decir, un hombre que no expresaba sus sentimientos o no sentía lo mismo que ella y por eso Don Hermenegildo no puede incluirlo en su novela.

En el primer capítulo se nos cuenta cómo era Guamaní antes de que llegaran los norteamericanos. Don Hermenegildo es el narrador y nos describe un paraíso. Uno de los detalles que menciona que formaba parte de dicho paraíso eran los hijos que se fueron a Europa para estudiar y que las hijas aprendían cómo ser madres: “nuestros hijos estudiaban en Europa y nuestras hijas aprendían las virtudes excelsas de la maternidad” (Ferré, 1998: 18). Es decir, según Don Hermenegildo era mejor cuando las mujeres se dedicaban a la maternidad. En el apartado 2.1 leímos sobre la historia de la mujer y el hombre puertorriqueño. Y según Azize la vida de la mujer cambió cuando llegaron los norteamericanos y a partir de entonces la mujer empezó a trabajar fuera del hogar (1987: 20). Su papel también cambió dentro del hogar, ya que los norteamericanos no creían en la jerarquía dentro de las casas (Rosario Nieves, 2016: 17). En conclusión, Don Hermenegildo no veía estos cambios en el papel de la mujer como cambios positivos para Guamaní, a pesar de que fue un avance para ellas.

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15 Don Hermenegildo ve la violencia física que Don Julio Font ejerce hacia su esposa como maltrato y no como un remedio justificado para hacer callar a su esposa Doña Elvira: “Agobiada por aquel maltrato” (Ferré, 1998: 25). Según Giraldo el hombre macho tiene el derecho de pegar y humillar a su mujer ya que “para eso son los maridos” (1972: 298) pero puesto que Don Hermenegildo lo llama “maltrato” se entiende que no está de acuerdo con ese aspecto del machismo.

Don Julio Font

Según Giraldo las mujeres aman y los hombres machos conquistan (1972: 298). Efectivamente es lo que hace Don Julio con Doña Elvira. Él la conquista y ella se enamora profundamente. Ella está viéndole competir en una exhibición de caballos de paso fino. Después de ganar, él se acerca a ella y le da el lazo que ha ganado su caballo, diciendo: “Aquí no hay más que una ganadora, señores, y Piel Canela lo sabe.” (Ferré, 1998: 20). Con ese gesto él la conquista, y a partir de ahí ella está enamorada: “El enamoramiento de la pobre Doña Elvira fue fulminante: el asedio frontal y sin aderezos del comerciante, tan distinto a los tímidos piropos que estaba acostumbrada a recibir de los guamaneños, la conquistó de inmediato” (1998: 20). El narrador (Don Hermenegildo) emplea un lenguaje análogo al proceso de conquista. Igual que los conquistadores españoles levantaron su bandera para marcar que la tierra de Puerto Rico estaba conquistada, Don Julio Font le pone el lazo y la conquista. Se enfatiza en la representación de Don Julio Font el poder que el conquistador tiene sobre la tierra, las personas que habitan la tierra o, en este caso una mujer. Y cómo este conquistador usa su poder para poseer la tierra o la mujer. Don Hermenegildo en el capítulo dos dice que es un comerciante español (conquistador de tierra), que luego también conquista a su mujer. Sin embargo, como mencionamos en el resumen de la novela, este personaje realmente era negro, es decir, en realidad era una persona victima de la conquista española.

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16 pero el hombre a la mujer, no (2005: 809). El narrador no explica nada de lo que siente Don Julio Font. Sabemos que la estaba observado y que luego se acercó a ella. Sin embargo, lo que siente Doña Elvira se explica en detalle: “Transportada en su embeleso, deambuló durante semanas enteras por pasillos y salones, soñando con los ojos dorados de Don Julio, y retornando a la vida únicamente cuando se sentaba al piano a tocar danzas.” (Ferré, 1998: 20). Está tan enamorada que no puede dejar de pensar en él y sus ojos, anda como en trance por los pasillos y salones. También describe su amor por él como “fulminante”. Pero lo que siente Don Julio no se menciona en ningún momento. En conclusión, él la conquista dándole el lazo del caballo y ella se enamora profundamente.

Don Julio Font es un hombre violento, usa la violencia para que su mujer se quede callada. Según Giraldo, “los hombres pueden humillar y golpear a sus mujeres porque 'para eso son los maridos'” (1972: 298). Es decir, el hombre macho tiene el derecho de pegar a su esposa por la razón de que forma parte en su papel de marido. Y, aunque la violencia no es aceptada, es algo que se comprende, según Giraldo (1972: 298). De Beauvoir se refiere a la violencia como algo que ocurre. Ella afirma que el hombre usa la violencia física contra la mujer, ya que “su puño es un instrumento eficaz” (2005: 768-769). Esa violencia es la respuesta de Don Julio Font cuando su esposa no está de acuerdo con sus decisiones: “En esta casa las mujeres hablan cuando las gallinas mean, y te prohíbo que en adelante vuelvas a meter las narices en lo que no te importa. -Y mientras seguía golpeándola a diestra y siniestra, aseguraba que tan negreros habían sido los De la Valle como el resto de los hacendados de la comarca” (Ferré, 1998: 25). Según Don Julio su esposa se ha metido en cosas que no le importan y por eso reacciona de esa manera. Después de haberla advertido a no volver a cuestionar sus decisiones, se muestra superior en forma de golpes. Como Don Julio Font era negro creemos que añade la última frase de la cita para indicar que ella no conoce el pasado de su familia, pero él sí, ya que él es negro. También consideramos que, debido a que ella carece de conocimiento sobre la historia de su familia, o la niega, haga que su rabia aumente.

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Don Arístides De la Valle

Se presentan dos descripciones distintas de Don Arístides, sin embargo, las dos perspectivas describen un hombre controlado por el sexo y los celos. Estos dos rasgos son rasgos de un hombre macho. La perspectiva de Don Arístides presenta un Arístides que se enamora, pero, si nos fijamos en el comportamiento que él tiene hacia Gloria, aparece como un hombre macho. Don Arístides no quería a Gloria sino que la quería conquistar, y según Giraldo esto es uno de los rasgos del hombre macho (1972: 298). Don Arístides explica en el capítulo cinco, narrado por él mismo, que lo que había entre él y Gloria era amor, y sí, sabemos que él quería que se casaran, pero ella no quería. Él afirma que ella estaba enamorada de él, pero en ningún momento habla de sus propios sentimientos de amor por ella. En la siguiente cita vemos lo que él cree que ella siente por él:” y al enamorarse de mí se transformó, de un día para otro, en una muchacha morigerada y decente, atenta a mi menor capricho y sumisa a mi voluntad.” (Ferré 1998: 50). En este sentido, De Beauvoir afirma que la mujer depende del hombre y por eso ella tiene que estar a su disposición (2005: 770). Arístides afirma que Gloria era pobre, ella se enamoró de él y luego se fue a vivir a su casa. Es decir, basado en estos hechos, es probable que ella dependiera de él y por esta razón estaba a su disposición, sumisa a su voluntad. A lo largo del capítulo el narrador Don Arístides nos explica que él bajaba a su habitación en el sótano y que “hacían el amor” pero en ningún momento habla de sentimientos más profundos.

Las noches eran siempre mías, y a nadie le importaba lo que hacía con ellas. Extinguidas las luces de la casa, y subidos a su palo los gallos y las gallinas viejas, bajaba sigilosamente a las habitaciones de los sótanos y abría, con mi propia llave secreta, las puertas de la Gloria. Aquella beatitud alcanzada nocturnamente me hizo superarme y comencé a sentirme cada vez más seguro de mí mismo. (1998: 51-52).

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18 Otro aspecto del personaje Don Arístides que encuadra con el hombre macho son los celos y la agresividad (Giraldo, 1972: 298), ya que, cuando se entera de que Gloria se va a casar con su hermano Nicolás siente celos, como vemos en la siguiente cita: “Creí que ésta era entrada a mi Gólgota, a mi monte de los Olivos. No sospeché nunca que llevaras una caja registradora entra las piernas.” (Ferré, 1998, 54). En esta cita vemos una necesidad que él tiene de ser el único hombre en su vida. Él quiere que ella sea suya, ya que, según él, la ha conquistado, y cuando se da cuenta de que realmente no es así la llama “prostituta” mediante la metáfora “caja registradora entre las piernas”. En la cita no se refleja la agresividad, pero más adelante, cuando su hermano Nicolás le cuenta que Gloria está embarazada pero que el niño no es suyo ni de Nicolás, sino del padre de ellos dos, no puede contener la ira. Se lanza hacía su hermano y le golpea, aunque el embarazo de su padre y Gloria no es la culpa de Nicolás:

Olvídala, hermano – me dijo sirviéndome un trago-. En adelante ya no podrás tocarla. Papá se encuentra convencido de que ese hijo es suyo-. Le juro que estuve a punto de matarlo; hubiese descargado por lo menos cien puñetazos sobre su cara de príncipe. La confesión le salió entonces a borbotones, escupida entre dientes partidos y con la lengua desangrándosele por entre los labios: Gloria se acostaba todas las mañanas con papá, en cuanto yo me marchaba de la casa a supervisar las fincas (1998: 57).

Aunque no es Nicolás el que le ha engañado, sino que han sido Gloria y su padre, le pega a él. Si nos preguntamos por qué le echa la culpa a Nicolás tenemos que buscar la respuesta en el artículo de Giraldo: “La agresividad es la otra característica sobresaliente del machismo. Cada hombre trata de mostrarle a los demás que él es 'el más macho' el más masculino, el más fuerte, el más poderoso físicamente.” (1972: 298). En este momento le entra rabia, tanta rabia que no se puede contener y lanza unos cien puñetazos a la cara de su hermano, aunque él no había hecho nada. Como él busca ser un hombre macho, quiere demostrar que es más macho que su hermano Nicolás.

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19 cuando quería. Por lo que nos deja saber, a Gloria no le molesta cómo Arístides la trata. De Beauvoir afirma que la mujer acepta y reconoce su inferioridad. Por eso la mujer no ve a su marido como un opresor sino más bien como un ser, a quien tiene respeto (2005: 758). Otro ejemplo donde se refleja la “superioridad” del hombre entre Don Arístides y Gloria, según la versión narrada por Doña Laura, es la siguiente:

Los desdenes con que Arístides la trataba eran innumerables: la obligaba a cocinar, a lavar y a planchar, tareas que antes sólo le tocaban a Titina, y sólo bastaba con que ésta entrara por la puerta izquierda para que él saliera enfurecido por la opuesta. […] le expliqué la situación dolorosa de Gloria, de quien Arístides diariamente seguía abusando (Ferré, 1998: 78-79).

Doña Laura afirma que Don Arístides usa su “superioridad” sobre Gloria para obligarle trabajar para la familia y que también abusa de ella. En el apartado 2.1 aprendimos que, aunque la mujer en esta época había empezado a trabajar fuera del hogar se seguían enseñando los roles de género a los niños en Puerto Rico (Rosario Nieves, 2016: 17-18). Es decir, todavía regían esos roles y en este sentido, Don Arístides igual que Don Hermenegildo valoran la antigua estructura de la sociedad; por esta razón usan su poder sobre ella para obligarla a hacer las tareas del hogar. No se puede confirmar si se refiere a abuso sexual o no, ya que luego Doña Laura la salva, a través del matrimonio con Nicolás, pero podría ser la situación más probable.

Don Ubaldino/Niño Ubaldino De la Valle

Don Hermenegildo describe a Don Ubaldino como un héroe y se refiere a él como “nuestro ilustre prócer” (Ferré, 1998: 35) ya que, según él, nunca traicionaría su país vendiendo su tierra a los norteamericanos (1998: 33). Y además, cuando la Central estaba a punto de caer en las manos de los norteamericanos, él mismo recuperó la tierra pagando con las joyas que heredó de su madre (1998: 67). En este capítulo (2) vemos la división entre los estadounidenses y los independistas a la que Gutiérrez Mouat se refiere en su artículo mencionado en el apartado del Estado de la cuestión (1994: 285).

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20 libre sexualmente, sino que incluso debería tener mucho sexo para cuidar su fama de hombre macho, ya que cuanto más sexo tiene más macho es (1972: 296).

Don Ubaldino era o se convirtió en un hombre agresivo. Como consecuencia de todas sus aventuras con otras mujeres en San Juan, se contagia de sífilis. Su esposa se niega a acostarse con él a partir de ese momento. Doña Laura explica cómo él cambió después de ese momento: “En su delirio, pronunciaba cochinadas irrepetibles, obsesionado por el tema del sexo, Imprecaba, gritaba y acusaba, maldiciéndome por cancerbero y amenazando con matarme. Mi vida, Don Hermenegildo, se convirtió entonces en un calvario.” (Ferré, 1998: 77). Lo que se pretende mostrar con esta cita es su agresividad y su cambio de comportamiento. Sin embargo, no se sabe si su comportamiento es una consecuencia de su enfermedad o de la pérdida de lo que le hacía ser un hombre macho: el sexo. La idea general es que el hombre tiene mayor necesidad de tener relaciones sexuales y por eso la mujer debe entender y aceptar que su marido tiene relaciones con otras mujeres (Giraldo, 1972: 298).

Como dicho anteriormente, la mujer sintiéndose inferior acepta su destino porque sabe que el universo ha sido creado por los varones y también es gobernado por ellos (De Beauvoir, 2005: 758). A pesar de esto las mujeres no ven a los hombres como opresores sino más bien como dioses. Doña Laura nos cuenta que su marido le era infiel y a la vez describe su matrimonio como un “buen matrimonio”, también afirma que fueron “la pareja más feliz de Guamaní” e incluso llega a decir que se querían (Ferré, 1998: 71, 73). Entendemos que ella acepta las circunstancias de su matrimonio y gracias a eso no le molestan las acciones de su marido.

Nicolás De la Valle

Para hacer un análisis del personaje de Nicolás hace falta centrarnos en las tres versiones narradas sobre él. En el apartado 1.2 afirmamos que este trabajo no es un análisis de los narradores ni de la novela polifónica, pero en este apartado hay que mencionar los distintos narradores ya que sus descripciones de Nicolás difieren. Don Arístides nos cuenta una versión, Doña Laura otra y Gloria la tercera (capítulo 8). Si nos centramos en el matrimonio entre él y Gloria vemos que en las tres versiones Nicolás se casa con ella por bondad. Según Gloria y Don Arístides lo hace por Doña Laura y en la versión de Doña Laura entendemos que hay dos razones de por qué ella quiere casar a Nicolás con Gloria. La primera es que quiere salvar a Gloria, ya que según ella está sufriendo el abuso de Don Arístides todos los días:

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21 como siempre, le encontró al instante solución al problema: se ofreció a casarse con ella para que así se sintiera protegida, y no pensara jamás en abandonarme (Ferré, 1998: 79).

En esta cita se encuentran sus dos razones, además de mostrar que la solución la presentó Nicolás para ayudar a las dos. De todos modos, sabemos que Nicolás lo hace por buena voluntad y que las tres versiones contadas del asunto se corroboran, excepto en el detalle de que Doña Laura dice que lo hace también para salvar a Gloria del abuso de Don Arístides. Casarse por esta razón no encuadra en la descripción de un hombre macho. Un hombre macho, como anteriormente mencionamos conquista a las mujeres. Lo que hace Nicolás en esta situación es complacer y salvar a las mujeres.

Según Gloria, Nicolás quería mejorar la situación para los peones de la Central Justicia: “Nicolás comenzó a repartirles a los peones de la Justicia parcelas de terreno, a regalarles sus casas y a pagarles por primera vez un salario decente, medidas que indignaron a Arístides.” (Ferré, 1998: 84). En esta versión de los acontecimientos describe a Nicolás como un hombre que quiere compartir su riqueza para ayudar a los pobres. Un hombre que no quiere usar su “superioridad” para ser aún más rico. Sin embargo, la versión de Don Arístides presenta una versión de los acontecimientos y a un Nicolás diferente. Según Don Arístides, su hermano Nicolás era un hombre homosexual que utilizaba su poder de “superioridad” sobre los peones de la Justicia, para pedirles favores sexuales:

Cuando descubrí el secreto de Nicolas. […] Porque debajo de su pose de redentor, de salvador magnánimo del pueblo, se ocultaban un bugarrón empedernido que, si bien por un lado le gustaba repartir tierras y regalarles casuchas a los pobres, por otro lado se acostaba con todos, fornicaba con todos […] cuanto hombre bien o mal parecido había en la Central vivía de rodillas frente a él, rogándole que tuviese compasión o dejándose hacer porque le temían (Ferré, 1998: 53).

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22 crea una ambigüedad sobre este personaje. Sin embargo, un hombre macho tiene que conquistar a las mujeres y en ninguna de las versiones narradas se presenta un Nicolás con este rasgo. “Ella ama, pero él conquista.” (Giraldo, 1972: 297) es una de las características del hombre macho, como mencionado anteriormente en este trabajo. Nicolás no conquista a su mujer ni tampoco a otras mujeres, por lo que se sabe de él. Gloria dice que le amaba y en una cita nos deja saber que ese amor era mutuo:

Por eso Nicolás y yo nos casamos para complacerla, perdonándole sus temores y su avaricia de vieja. Porque ella sabía que casados o divorciados, en el confín del cielo o al fondo de las zahúrdas del infierno, donde la sociedad de Guamaní nos hubiese gustosamente arrojado, daba exactamente igual, tan poderosa era la pasión que nos consumía (Ferré, 1998: 83).

En la primera frase de la cita se entiende que, aunque entre ellos había amor, se casaron por la madre. Gloria dice que le perdona sus “temores y su avaricia de vieja”. Entendemos que se refiere al hecho de que Doña Laura no quería cuidar a Don Ubaldino sola, ya que, según Doña Laura, él la trataba mal, pero a Gloria, no. Como vimos en la cita anteriormente mencionada, Doña Laura quería que se casaran porque ella veía el matrimonio entre ellos como una solución a su problema: tener que cuidar a Don Ubaldino sola. Gloria explica que entre ellos había pasión y que para ellos daba igual lo que hacían, donde estaban, lo que les pasaba, porque el amor entre ella y Nicolás era muy fuerte. Si de verdad había ese amor entre ellos sería otro argumento de porque no se puede considerar Nicolás un hombre macho ya que un hombre no ama, él conquista. Y en este caso el matrimonio entre Gloria y él, no se puede considerar como una conquista.

En conclusión, no se puede valorar a Nicolás De la Valle como un hombre macho; no cumple con los rasgos del machismo y rompe con el estereotipo de los otros personajes masculinos mencionados hasta este momento.

Conclusiones

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23 Don Ubaldino tenía amantes fuera de su matrimonio. Es decir, mientras que estaba casado seguía “conquistando” mujeres cuando iba a la capital para sus asuntos políticos. Don Julio y Don Arístides no tenían amantes, pero ambos conquistaron a sus mujeres.

A continuación, hablamos de la distancia que ponen los hombres a los sentimientos, un rasgo del hombre macho que encuadra con la situación entre Don Julio y Doña Elvira, igual que con la situación entre Don Arístides y Gloria. En ningún momento se refiere a los sentimientos de ellos, sino solamente se menciona lo que sienten, o cree que sienten ellas. La agresividad también es uno de los rasgos que más sobresale, pero con matices: en los personajes Don Arístides y Don Julio Font este rasgo se expresa a través de violencia física hacia Nicolás y Doña Elvira. El personaje Don Ubaldino no golpea, pero grita e insulta a su esposa. Estar sexualmente activo es otro rasgo del machismo y esto lo vemos en dos de los tres personajes. No sabemos nada de la actividad sexual de Don Julio Font, pero Arístides era sexualmente activo con Gloria y Don Ubaldino con sus amantes en San Juan. Por último, tenemos la “superioridad” del hombre. La “superioridad” es otro rasgo del machismo que se refleja en el personaje de Don Julio Font, en cómo usa la violencia para dominar a su mujer. Y también se refleja en el personaje de Don Arístides. Según Doña Laura él usa su “superioridad” para dominar a Gloria y para conseguir lo que quiere.

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24 que se origine en el machismo y en la característica de que los hombres no deben mostrar sentimientos. Sin embargo, es posible que Don Julio Font no mostrara sentimientos y por eso Don Hermenegildo no los menciona en su novela.

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