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Mira, señora Montero, sabe que mientes

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Academic year: 2021

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Institutionen för moderna språk Spanska fortsättningskurs C

Examensarbete 15 hp Ht19 Handledare: Fernando Bermúdez

Mira, señora Montero, sabe que mientes

Factores influyentes en el uso de los pronombres de tratamiento en un contexto de debate político

Ángela Cabello Cabrera

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Resumen

Este trabajo recoge un análisis de los principales factores que influyen en el uso de las formas de tratamiento, tú y usted, en español. El contexto de este análisis es un debate político televisado previo a las elecciones generales celebradas en noviembre de 2019 en España y en el que participan siete líderes de los principales partidos políticos españoles. Por una parte, la autora realiza una exposición de la visión más clásica sobre los factores que condicionan el uso, donde el trato familiar o de confianza se contrapone al trato formal o de respeto y donde cuestiones como la edad y el género del hablante se presentan como factores determinantes de la elección. Por otra parte, se introduce un modelo más actualizado donde la situación comunicativa, vista desde una amplia perspectiva, se presenta como un factor revalorizado que influye en gran medida en la covariación. El estudio pormenorizado del corpus aporta conclusiones sobre cuáles son los factores que más relevancia adquieren en la elección entre tú y usted por parte de un hablante español en un contexto de lenguaje político.

Palabras clave: pronombres de tratamiento, tú, usted, covariación, poliformismo, formalidad, familiaridad, trato de respeto, trato formal, trato familiar, trato de confianza, cortesía, tratamiento simétrico, tratamiento asimétrico, lenguaje político, debate político.

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Índice

1 Introducción ... 1

1.1 Objetivos e hipótesis ... 2

2 Material y método ... 3

3 Teorías clásicas sobre las formas de tratamiento ... 6

4 Los factores influyentes en la covariación: una mirada actualizada .. 10

4.1 El género ... 10

4.2 La edad ... 12

4.3 La situación comunicativa ... 13

4.4 La cortesía ... 15

5 Análisis y discusión... 16

5.1 El género ... 16

5.2 La edad ... 18

5.3 La situación comunicativa ... 19

6 Conclusiones ... 27

Obras citadas ... 29

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1 Introducción

Los pronombres de tratamiento en español y su uso han sido objeto de numerosos estudios a nivel mundial, pudiendo fijarse la publicación en 1960 de The Pronouns of Power and Solidarity de los autores Brown y Gilman como punto de inflexión en las investigaciones sobre la materia existentes hasta ese momento. En esta publicación, se sentaban las bases de la relación entre el empleo de estos pronombres y “de dos dimensiones fundamentales en todo tipo de relación social – las dimensiones de poder y solidaridad” (Brown & Gilman, 1960: 252).

Desde entonces, han proliferado los análisis de la covariación en el uso de Tú y Usted (T y V respectivamente, en adelante) en diferentes y variadas comunidades de hablantes, comparativamente entre distintos grupos de población, teniendo en cuenta determinadas características de los hablantes, desde un punto meramente lingüístico o en diferentes situaciones contextuales, es decir, teniendo en cuenta factores sociolingüísticos, estilísticos, pragmáticos, psicosociales y cognitivos.

A estos factores, identificados en los estudios como variables decisorias en la covariación, se puede añadir además el estudio de la cortesía unida a la elección de estos pronombres. Blas Arroyo (1994) planteaba como hipótesis de uno de sus estudios sobre la cortesía si “es la cortesía un fenómeno que se manifiesta lingüísticamente, en otras técnicas y estrategias conversacionales, a través de esta regla de alternancia pronominal”. Por tanto, y por considerar la interrelación existente, también se tendrán en cuenta los conceptos de cortesía y descortesía en el análisis de los intercambios comunicativos que se analizarán.

Según la teoría existente, el uso de los pronombres de tratamiento en un contexto como el que se va a analizar - un debate electoral televisado con líderes políticos a los que se les presupone el conocimiento del empleo de T y V - debería seguir las teorías clásicas que asignan el uso de V a contextos formales y entre interlocutores a los que, a priori, no les une una relación de familiaridad y donde se espera un trato de respeto entre ellos. Sin embargo, en el análisis pormenorizado de las intervenciones de estos políticos españoles se observa un incumplimiento de esta norma que describe el correcto uso de las fórmulas de tratamiento, recurriendo frecuentemente al T en intercambios donde se esperaría el uso de V. Lo que se pretende con este estudio es analizar por qué ocurre esto en este debate político, basándonos en el análisis de cuáles son los factores que influyen en la covariación en el uso de

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pronombres y la identificación de los que más influencia tienen en la elección de T frente a V.

1.1 Objetivos e hipótesis

El objetivo de esta tesina es el análisis de los factores que influyen en la covariación en el uso de los pronombres de tratamiento T y V y el peso que cada uno de estos tiene en la elección. El análisis está basado en su uso por parte de líderes de los partidos políticos españoles en el marco de un debate electoral televisado por RTVE (Radio Televisión Española) en 2019. Se utiliza este modelo de discurso como ejemplo de contexto comunicativo formal donde se esperaría un uso determinado de las formas de tratamiento y donde determinados factores podrían influir en sentido contrario. Por tanto, el estudio se centrará en el análisis de los siguientes factores que, de forma histórica y en base a teorías de autores como Brown y Gilman sobre el poder, se consideran pueden influir en la elección por parte de los hablantes: género, edad, situaciones y aspectos concretos y generales en el marco de la situación comunicativa de la que se trata, así como otros referidos a la ideología política o al tema sobre el que se debate.

Para ello, se utilizarán como base teórica estudios sobre el uso de estos pronombres y también la conexión de su uso con la cortesía. La línea que se va a seguir será la planteada por lo que se conoce como sociolingüística interaccional, que supone una alternativa a la corriente tradicional defendiendo que determinados factores relacionados con el contexto de la comunicación pueden ser considerados igual o más importantes que las características sociales del hablante (Kerbrat-Orecchini 1990:9; Schiffrin 1994:97; vid Blas Arroyo, 1994, 22).

El análisis pormenorizado de las intervenciones de cada uno de los líderes políticos participantes en el debate servirá como base para estudiar diversos factores como la edad, el género o la situación comunicativa y su influencia en la covariación. También se incluirá en el análisis del tema sobre el que se debate, de movimientos retóricos asociados a este y de la situación política existente en el país en el momento del acaecimiento del debate, sobre la que se incluye una pequeña reseña en el siguiente apartado de este estudio, para tratar de averiguar si podrían influir en la elección del pronombre de tratamiento.

Se espera que los resultados del análisis aporten información sobre las implicaciones sociolingüísticas, estílisticas, pragmáticas, psicosociales y cognitivas que esta elección lleva de forma intrínseca y cómo se puede utilizar como fórmula de respeto, cortesía pero también

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de distanciamiento y no familiaridad en un contexto político español caracterizado por la falta de entendimiento.

2 Material y método

El material que forma parte del corpus utilizado para este estudio es un debate electoral entre portavoces de los siete partidos políticos con grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados español. El debate fue dirigido y emitido por RTVE, presentado y moderado por el periodista Xabier Fortes y todos los partidos políticos participantes acordaron previamente los temas a tratar, el orden de los mismos y también el orden de los turnos de apertura y cierre de cada bloque temático. El modelo de debate permitía la presentación de las propuestas de su partido por parte de cada uno de los participantes y también la posibilidad de réplica y debate de forma abierta con sus adversarios políticos, con la única condición de que el turno de participación de cada participante tenía un total máximo de cuatro minutos por cada bloque temático, incluyendo turnos de presentación y respuesta. Los bloques temáticos en los que se dividía el debate fueron: 1) Política territorial y regeneración democrática, 2) Economía: empleo, pensiones e impuestos, 3) Cambio climático, igualdad y políticas sociales y 4) Gobernabilidad y pactos.

La duración total del programa fue de 2 horas y 20 minutos y hubo un total de casi 320 intervenciones con uso de T o V, dirigidas directamente a un interlocutor, por parte de todos los políticos. No se incluyen en esta cifra las intervenciones que implicaban una presentación de propuestas de su programa o de su idelogía y tampoco las intervenciones del presentador para dirigirse a los líderes, que fueron un total de 24.

Este debate se llevó a cabo el 1 de noviembre, en el marco de la campaña electoral previa a las elecciones generales celebradas el 10 de noviembre. A continuación se relacionan el nombre, partido y espectro político y edad de cada uno de los participantes en el debate. Se presentan por orden de colocación en el estudio de televisión, de izquierda a derecha:

1. Cayetana Álvarez de Toledo – Partido Popular (PP) – partido conservador – 45 años 2. Aitor Esteban – Partido Nacionalista Vasco (PNV) – partido nacionalista conservador

– 57 años

3. Iván Espinosa de los Monteros – VOX – partido de extrema derecha – 49 años 4. Irene Montero – Unidas Podemos (UP) – partido de izquierdas – 32 años

5. Gabriel Rufián – Esquerra Republicana de Cataluyna (ERC) – partido nacionalista de izquierdas – 37 años

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6. Inés Arrimadas – Ciudadanos (C's) – partido liberal progresista de centro – 38 años 7. Adriana Lastra - Partido Socialista Obrero Español (PSOE) – partido socialista – 40

años

Como se puede ver, existe una heterogénea representación de los hablantes, tanto en lo que a género como a edad se refiere. Los partidos políticos presentes también representan un amplio expectro de posicimiento en lo que a ideología política se refiere, por lo que puede ser otra variable de interés a analizar.

Este material está disponible online en el canal que RTVE tiene en la plataforma audiovisual YouTube y a través del siguiente enlace:

Debate a 7 de RTVE – Elecciones 10N - https://youtu.be/_fel1jjQruU

Para poder analizar y entender, al menos parcialmente, este material es necesario hacer una referencia breve al contexto político en el que estas elecciones y este debate se llevaron a cabo. La situación política española en 2019 estuvo marcada por la inestabilidad, fruto esta de varios factores que conllevaron a la convocatoria de cuatro elecciones generales en tan sólo cuatro años: 20 diciembre de 2015, 26 de junio de 2016, 28 de abril y 10 de noviembre de 2019.

Sin el objetivo de hacer esta pequeña reseña política muy extensa, dado que no es el tema de nos atañe, se pueden mencionar brevemente algunos de los factores que han contribuido a crear la situación política actual:

• La irrupción del pluripartidismo en el panorama político español. La historia política española estaba marcada por el bipartidismo, donde dos partidos políticos, PSOE y PP, se alternaban en el poder con apoyos puntuales de partidos nacionalistas o autonómicos más minoritarios. La entrada de Podemos y C's en el Congreso tras las elecciones generales de 2015 redibujó el panorama político español y provocó la pérdida de las mayorías de los partidos históricos, obligándolos a abrir una nueva era de negociaciones y acuerdos entre partidos. Esta falta de experiencia en la política de coalición provocó una gran falta de acuerdo y desembocó en la convocatoria de elecciones en junio de 2016 y en noviembre de 2019, ante la incapacidad de los partidos políticos de alcanzar un acuerdo de gobierno.

• El fortalecimiento del movimiento independentista en Cataluña en los últimos años ha venido provocando un aumento de la tensión política en esta comunidad, pero también en el resto del país. La confrontación entre los grupos políticos en el Parlamento catalán ha desembocado en grandes tensiones, incluso alcanzando el

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terreno personal, y ha generado un ambiente de malestar y de crispación en la ciudadanía que se refleja claramente en la clase política, como se verá más adelante en el análisis del corpus cuando se trata la política territorial. Se considera de relevancia destacar que la presencia en el debate de dos líderes políticos (Inés Arrimadas y Gabriel Rufián) con papeles activos en esta cuestión hace que el debate entre ellos se intensifique, alcanzando en algunos momentos el plano personal, lo que influye en la cuestión que nos atañe.

• La aparición de nuevos partidos políticos ha venido aportando pluralidad y pone encima de la mesa de debate cuestiones que hasta entonces no tenían en el mismo peso. El debate sobre políticas sociales y migratorias, el fortalecimiento del movimiento femenista o el cambio climático suponen el confrontamiento directo de los partidos que presentan, en algunos casos, ideas contrapuestas.

• La celebración durante esos años de elecciones autonómicas, a nivel regional, y los resultados de las mismas contribuyeron a obligar a los partidos a llegar a acuerdos de gobierno. Estos acuerdos se cerraron a nivel regional, no nacional, y han supuesto tensiones, desacuerdos puntuales y contradicciones entre partidos a diferentes niveles de decisión.

• Los nuevos partidos políticos están liderados por líderes jóvenes, algo a lo que la política española no estaba acostumbrada. Además, el sexo femenino ha ido ganando fuerza en la representación política española, lo que también ha aportado ciertos reajustes en el debate político.

Estos relativamente nuevos factores, unidos a otras características tradicionales de la política española, han provocado un clima político tenso, que refleja el sentimiento de disconformidad y malestar de una nación entera. En el apartado de análisis se estudiará si este contexto puede influir en el discurso lingüístico.

El método de análisis del corpus será tanto cuantitativo como cualitativo. El factor género se abordará desde un punto de vista cuantitativo, recogiendo la incidencia de T y V en todas las intervenciones de los participantes a través de una tabla de datos. El resto de factores se analizarán cualitativamente. De forma comparativa, se analizarán las interacciones entre los líderes políticos en el debate, la incidencia de la covariación de T y V en las mismas y las posibles causas de esta covariación. Se observará y se apoyará con ejemplos el uso de T y V por parte de varios líderes. Observando, analizando y argumentando, con apoyo en los estudios teóricos de la materia, cuál puede ser la base de esa

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elección y relacionándola con la situación discursiva (si se trata de una presentación o de una réplica en el debate, por ejemplo), el tema del que se trate, de la dinámica de la conversación y, de forma general, con el género del interlocutor y el contexto.

3 Teorías clásicas sobre las formas de tratamiento

En este punto del trabajo se va a presentar, a través de dos manuales, lo que se puede considerar como la visión más clásica sobre el uso de las formas de tratamiento.

Por una parte, la Nueva Gramática de la Lengua Española (en adelante NGRAE), manual publicado por la Real Academia Española (en adelante RAE) en 2010, destina un epígrafe a las formas de tratamiento, dentro del capítulo 16 dedicado a los pronombres personales. En el mismo, éstas se describen como ”las variantes pronominales que se eligen para dirigirse a alguien en función de la relación social que existe entre el emisor y el receptor (tú, usted, vos, os, le, te, etc.)”.

De forma general, en la NGRAE se recoge que los factores que influyen en la elección se pueden ”agrupar en torno a dos polos que podrían denominarse: trato de confianza o de familiaridad” para el uso del T y ”trato de respeto” para el uso del V, afirmando que en la elección ”intervienen circunstancias sociales y situaciones de tipo diverso que pueden variar dependiendo de áreas geográficas y comunidades particulares”. No obstante, en el mismo manual se resalta la dificultad que conlleva esta elección de las formas de tratamiento y la complejidad de una delimitación clara de los factores que influyen, que en algunos casos se pueden analizar a nivel personal del hablante, otras asociados a localización geográfica y otras a un cúmulo de todos esos factores que habría que analizar de forma individual en cada contexto discursivo.

La RAE aborda también en el manual si el uso de los pronombres implica un

”tratamiento simétrico o recíproco”, que se produce cuando los hablantes que participan en la conversación se otorgan la misma forma de tratamiento; o bien un ”tratamiento asimétrico”, cuando el pronombre que se utiliza no es el mismo en los dos sentidos.

Una cuestión de interés que ya se adelanta en este manual, y que como sabemos es habitual en la práctica, es la variabilidad en el uso de las formas de tratamiento. Se describe como ”estable o permanente”, al uso por parte de un hablante con respecto a otro en cualquier situación, y ”variable o circunstancial” cuando ese uso se adapta en función de ésta. Esta clasificación es de máxima importancia y relevancia en la cuestión que vamos a analizar

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porque, como veremos en el análisis del corpus, el tratamiento circunstancial o variable es el que predomina, siendo el permanente muy limitado.

Otro de los aspectos que se recogen en la NGRAE es la evolución del uso de las formas de tratamiento a través de los tiempos, presentándose ”un notable desarrollo del tratamiento de familiaridad” en el español actual. Este uso actual ha venido desarrollándose desde los años 50, pero se ha ido intensificando en las últimas décadas. Como explicación a esta evolución, en el manual se afirma que ”el uso creciente de las formas de familiaridad constituye un signo de cercanía, de igualdad, asumida o presupuesta, y de solidaridad, favorecido tanto por el auge de los movimientos políticos igualitarios como por la estimación que se concede al hecho mismo de ser joven”. Se recoge también aquí el concepto de solidaridad, ya presentado en el trabajo de Brown y Gilman, como una de las causas que han llevado a la extensión del uso de T, y también del auge de movimientos políticos igualitarios o de cómo la covariación en el uso puede dar lugar a un sentimiento de cercanía e igualdad con respecto al interlocutor. Todas estas cuestiones son de máxima relevancia en el trabajo que se está desarrollando.

Por último, y como la práctica pone de manifiesto, el uso deliberado de las formas de tratamiento en un sentido contrario al que se le presuponen es otro de los fenómenos que se vienen observando en la evolución contemporánea de los usos. La RAE también recoge este fenómeno en su manual indicando que el uso de T puede generar ciertas situaciones de conflicto, dado que esta forma de tratamiento asociada a la confianza y la familiaridad puede también connotar una inexistencia de respeto. En el caso de V, podría ocurrir un fenómeno similar cuando su uso busca marcar distancias con el interlocutor y no una deferencia o respecto hacia el mismo. El lenguaje político que vamos a analizar es uno de los contextos discursivos donde mejor se pueden apreciar estos usos anómalos de las formas de tratamiento, cuya extensión en el lenguaje cotidiano está ya normalizando.

Volviendo al concepto de solidaridad al que hace referencia la Real Academia Española, este término se recoge en The Pronouns of Power and Solidarity, trabajo que Brown y Gilman publicaron en 1960, que supuso una de las obras más importantes sobre los pronombres de tratamiento y su evolución hasta el momento y que también se puede clasificar como una visión clásica de la cuestión. Todavía hoy, este artículo es la base de numerosos estudios y el punto de partida de muchos trabajos sobre la materia.

Estos autores abordaron el estudio del uso no sólo de lenguas románicas, sino también anglosajonas, entre otras, y lo basaron en la, según ellos, “ estrecha relación existente con dos dimensiones fundamentales del análisis de toda la vida social – las dimensiones de poder

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y solidaridad” (Brown & Gilman, 1960: 252). Los autores también resaltaron la importancia del estudio de estas formas desde diferentes puntos de vista, además del lingüístico, como son la semántica, el estilo, la psicología e incluso la sociología.

Desde el punto de vista de la semántica, se pueden analizar los términos de poder y solidaridad aplicados al uso de estos pronombres. El poder puede ser transmitido a través del uso no recíproco de V, es decir, en una conversación entre dos personas, una de ellas simpre utiliza el V para dirigirse a la otra, mientras que ésta sólo utiliza el T. Este uso de V como forma de respeto también adquiere un carácter más amplio demostrando poder de un hablante, que recibe T, con respecto al otro, considerado superior, que recibe V. Según los autores, “existen muchas bases de poder – fuerza física, riqueza, edad, sexo, papel institucionalizado en la Iglesia, el Estado, el Ejército o incluso en la familia” (Brown &

Gilman, 1960: 255). Históricamente, el uso de V hacia los superiores se había institucionalizado en los entornos que se han descrito. Este uso se asociaba principalmente a sociedades (y épocas) donde la estructura social, con divisiones de clases sociales más claras que las actuales, invitaba a la no reciprocidad.

Sin embargo, también existe un uso recíproco, en el que ambos hablantes se dispensan el T o el V de forma igualitaria, que ya estaba vigente en el análisis hecho por estos autores en los 60 y que todavía sigue existiendo en la actualidad. La reciprocidad, de forma generalizada, se utilizaba entre miembros de una misma clase social, siendo el V utilizando en clases sociales altas y el T, por su parte, en las clases más bajas. Esto provocó, según los autores, el que V empezara a “connotar un hablante de alto estatus” y también “una marca de elegancia”. La evolución de estos usos llevó gradualmente a asociar “el uso de T a la intimidad y el de V a la formalidad” y es aquí donde, según Brown y Gilman, entraba en juego la dimensión de solidaridad.

Según la teoría de estos autores, este concepto se basa en el estudio de las relaciones entre iguales y de cómo evoluciona el uso de los pronombres en estos contextos, con especial énfasis en el uso recíproco de T entre personas con características similares. En el artículo, se menciona la dificultad de determinar cuáles son esas características que unen a dos individuos y que incitan al uso solidario del T. “Las similitudes que importan parecen ser aquellas que suponen similitud de ideas o de comportamientos. Estas serán cuestiones como pertenencia política, familia, religión, profesión, sexo y lugar de origen” (Brown & Gilman, 1960: 258). Los autores también destacan como base para el uso solidario del T la frecuencia de contacto o la similaridad en cuestiones objetivas como, por ejemplo, la situación personal de los hablantes. Por último, afirman que “el uso recíproco del T está aumentado en

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probabilidad mientras que el V es menos probable, ya que el número de atributos de producción de solidaridad compartidos por dos personas aumenta” (Brown & Gilman, 1960:

258). Es decir, se puede obtener la conclusión de que las diferencias entre personas tienden a ser cada vez menos y esto provoca un aumento del uso del T.

Al análisis semántico de estos pronombres, Brown y Gilman añadieron el análisis de las implicaciones que cuestiones sociales, como la estructura social y la ideología tienen en el uso de T y V. De forma histórica, el uso no recíproco de los pronombres se producía fundamentalmente en sociedades donde el movimiento entre estratos sociales era casi inexistente. Sin embargo, según ellos mismos afirmaban, “la solidaridad recíproca ha aumentado de la mano de la movilidad social y de una ideología igualitaria. Las ciudades han liderado el camino del cambio semántico al igual que lo han hecho con una apertura de la sociedad al movimiento vertical” entre clases (Brown & Gilman, 1960: 263). Ya en este momento pronosticaron que la tendencia hacia sociedades más abiertas e igualitarias e ideologías más progresistas conllevaría un desarrollo más natural hacia un detrimento de la asimetría y al uso extendido del T recíproco solidario, donde las relaciones de poder todavía existentes se mostrarían a través de otros mecanismos de la lengua como el uso de títulos o de la prosodia.

Brown & Gilman también asociaron el uso solidario del T a la ideología, como observaron en el análisis de algunos países comunistas donde el uso de T estaba generalizado, mientras que en países de tendencias políticas más conservadoras o autoritarias predominaba la no reciprocidad en el uso.

Otros de los factores de influencia en el uso de los pronombres que estos autores destacaron fueron los relacionados con el estilo desde el punto de vista de la lingüística – características y abundancia en el lenguaje utilizado, por ejemplo - que se puede asociar a un grupo de usuarios. Según ellos, el estilo podía identificar a una nación, a una estructura social o a una ideología, pudiendo esta última afectar en diferentes sentidos al uso solidario del T. Más allá de las características generales del grupo, existen además ciertos grupos concretos de usuarios que podrían desarrollar un estilo de habla propio que difiere de la norma y es aquí también donde se puede observar la covariación.

Por último, también remarcan Brown y Gilman el que, en ocasiones, sucede que la selección de un pronombre frente a otro no cumple la norma aceptada en el grupo ni tampoco el uso que habitualmente hace el hablante (1960: 277). Según los autores, hay que buscar en las actitudes y en las emociones del hablante las razones por las que esto sucede. El uso indistinto de ambos pronombres entre dos mismos hablantes podría estar debido a las

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alteraciones de la actitud de un hablante frente al otro, es decir, que un hablante en un momento específico del discurso tenga la sensación de que su relación con el hablante se ha alterado o requiere, por una alguna razón, el uso de un pronombre que no es el que se espera.

Continúan afirmando que la existencia de una relación de intimidad o, momentáneamente, una superioridad, inferioridad o igualdad puede inclinar la elección a la ausencia o presencia de solidaridad cuando el uso habitual del hablante habría sido otro diferente. Según los autores, estos factores influyentes en la covariación se podrían extender a los contextos conversacionales en los que estos cambios de actitudes se enclavan.

Ya en 1960, Brown y Gilman pronosticaron “un cambio hacia una dirección moderna del uso del pronombre expresando un deseo de extender la solidaridad hacia todos” los hablantes; al igual que asociaron la covariación en el uso a la evolución de la sociedad y que la tendencia al uso mutuo del T a todos los niveles había llegado para quedarse.

Esta descripción teórica, sin pretender ser exhaustiva dado el elevado número de trabajos al respecto, tiene el objetivo de presentar la base teórica general sobre la que se apoya una visión clásica del uso de los pronombres de tratamiento. Algunas de las cuestiones aquí recogidas servirán para apoyar el análisis del corpus elegido para este trabajo. Gran parte de las afirmaciones y descripciones de elementos, donde se incluyen los factores más estables que pueden influir en la covariación, así como la reciprocidad en el uso y las implicaciones que tienen podrán ser observados en las intervenciones de los políticos españoles objeto de estudio.

4 Los factores influyentes en la covariación: una mirada actualizada

Tanto las formas de tratamiento como la covariación en su uso han generado numerosos estudios que, desde diferentes puntos de vista, han analizado la cuestión a lo largo de todos los tiempos. De forma general, gran parte de este material apunta al género o sexo, a la edad y a la situación comunicativa como factores decisivos que influyen en la elección de las formas de tratamiento.

4.1 El género

La visión más clásica sobre los usos de las formas de tratamiento ha considerado el género como factor influyente en la covariación. El papel socialmente más familiar que

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tradicionalmente se ha asociado al sexo femenino, una búsqueda de la cercanía y la empatía con su interlocutor o el hecho de que la mujer históricamente no haya ostentado un posicionamiento que implique poder en la sociedad podrían ser algunas de las causas que hayan motivado la asociación de la mujer con el tuteo. Según afirma Orozco (2010: 151),

“las diferencias lingüísticas entre hombres y mujeres se deben a que, históricamente, las mujeres han estado supeditadas al dominio masculino y existen porque hombres y mujeres se educan en subculturas diferentes”. El autor añade que “los hablantes construyen y modifican identidades de género mediante el empleo consciente de ciertos rasgos lingüísticos”. Sin embargo, existen autores que afirman que esta elección se realiza en sentido contrario, es decir, que las mujeres se decantan por un estilo más conservador, con más tendencia al uso de V, con el objetivo de contrarrestar su posición menos favorecida en la sociedad a través de su uso del lenguaje (Fasold 1990; Silvia Corvalán 1989; vid Blas Arroyo, 1994: 31).

No obstante, estudios cuantitativos como el de Blas Arroyo (1994) muestra que, si bien de forma general existen ciertas diferencias en el trato en función del género, “el análisis estadístico de varianza advierte que no puede descartarse el alza en la configuración de tales diferencias ya que, aun aproximándose a los niveles de significación aceptados, no están de hecho dentro de sus límites”. Orozco (2010) presenta un resultado de su estudio en la misma dirección, con porcentajes de uso de T y V muy similares en ambos sexos en la muestra trabajada.

Un parámetro de análisis más que se puede añadir al estudio de la influencia del género es el sexo del interlocutor al que el hablante se dirige. El hecho de que un hablante elija un pronombre u otro dependiendo del género del interlocutor es significante de que cuestiones psicosociales influyen en la covariación. De forma general, se puede afirmar que es más frecuente el tuteo a mujeres, sobre todo en los casos en los que ambas hablantes son mujeres, mientras que los hombres reciben más a menudo un V, en comparación con el sexo femenino.

Blas Arroyo (1994, 33-34) concluía que “mientras las mujeres muestran un comportamiento bastante homogéneo en su tratamiento hacia ambos interlocutores, los hombres se decantan mayoritariamente por el empleo de la forma tradicional de respeto, especialmente en el diálogo heterogéneo, es decir, con representantes del sexo opuesto”. Cabe añadir que la edad y el contexto de habla, entorno profesional vs entorno personal, pueden influir, como veremos más adelante, en la afirmaciones realizadas sobre la influencia del factor género.

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4.2 La edad

Otro de los factores que tradicionalmente se han identificado como subyacentes en la elección de pronombres de tratamiento es la edad.

La generalización del uso de T es un fenómeno sociolingüístico que se ha venido observando en las últimas décadas. Aunque algunos autores como Dámaso Alonso pronosticaba en La muerte del tú (vid Soler-Espiauba, 1994: 207) un cambio de tendencia a favor del V, la realidad es que la extensión del T en la sociedad actual es indiscutible debido en parte, como afirmaba Soler-Espiauba (1994), “a la democratización de las estructuras” y

“a la caída de las barreras intergeneracionales observada a partir de los cambios del sesenta y ocho”. El hecho de que cada vez estemos más cerca psicológicamente de nuestros mayores, que ellos a su vez hayan asistido a un proceso de rejuvenecimiento, rechazando el que se dirijan a ellos de V dada la asociación a vejez que actualmente tiene, y que el T se asocie a igualdad de condición pueden ser algunas de las causas que hayan propiciado una generalización del uso del T no sólo en grupos de edad más jóvenes, sino en todos los estratos de edad de la sociedad.

Si bien este fenómeno es fácilmente identificable en la sociedad, estudios de grupos de hablantes en diferentes sociedades muestran que el uso de V es directamente proporcional a la edad del hablante y también del destinatario; a mayor edad tanto de hablante como de interlocutor, la probabilidad de uso de V aumenta, siendo relevante también la proximidad generacional con su interlocutor. Esto muestra que, al igual que ocurre en el factor género, el análisis de la edad tiene dos dimensiones: la edad del hablante y la edad del destinatario y que además el cruce de datos de género y edad también influye en la covariación. Según mostraban los datos de un estudio cuantitativo realizado por Blas Arroyo (1994), se puede observar el contraste entre una mayor predisposición al uso del T entre grupos de personas de menor edad, frente a un uso más tradicional o conservador entre personas más adultas.

Este autor afirmaba además que “el empleo de V aumenta conforme nos alejamos del grupo de edad del receptor, especialmente por la parte alta de la pirámide generacional” y que “se aprecia un incremento en el empleo de la forma V cuando los hablantes de los distintos grupos de edad se dirigen a un interlocutor femenino, mientras que la frecuencia de uso de ese pronombre disminuye en el diálogo con un hombre”.

En definitiva, la edad ha sido uno los factores más relevantes en el análisis de la cuestión que nos ocupa y el uso de la forma de tratamiento adecuada teniendo en cuenta la edad del interlocutor ha sido, y probablemente sigue siendo, una cuestión íntimamente relacionada

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con las buenas maneras y la educación del hablante. Sin embargo, la evolución hacia una sociedad más igualitaria en todos los sentidos ha difuminado esa clara división existente que exigía un V a personas consideradas mayores como símbolo de deferencia y de respecto. El T solidario se ha extendido entre los grupos de edad más jóvenes y también entre estos y los de más edad.

4.3 La situación comunicativa

Uno de los factores que más relevancia está alcanzando en los estudios recientes sobre la materia es el que se refiere al efecto que la situación comunicativa tiene en la covariación en el uso de T y V. La situación comunicativa, según Hymes, se puede describir como la unidad más amplia del estudio sociolingüístico y aporta información sobre el contexto social en el que acto de comunicación se desarrolla (vid Blas Arroyo, 1995: 242, Hymes, 1972: 56).

Tal y como se presentaba en el apartado dedicado a la visión clásica sobre las formas de tratamiento de este estudio, la forma T está reservada para las relaciones de familiaridad, solidaridad o intimidad entre los interlocutores; mientras V se utiliza en situaciones más formales, existiendo, según Blas Arroyo, un “paralelismo entre el uso de V y diversos factores relacionados con la cortesía, como la deferencia o el respeto” (1994: 38). Existen excepciones variadas a estas normas, como los casos en los que existe un uso de V en ámbitos familiares, como el que se dispensa, por ejemplo, a la familia política, aunque estos están claramente en detrimento.

Existen numerosas investigaciones que pretenden demostrar que el punto de vista clásico todavía es persistente, mientras que otras demuestran un claro intrusismo y extensión del T en contextos comunicativos formales. Como ya planteaba Blas Arroyo (1994: 21, 22), esto ha conllevado a la evolución de dos posicionamientos teóricos que observan el fenómeno de la covariación desde dos puntos de vista considerablemente diferentes. Como contraposición a la corriente tradicional ya presentada, se posiciona la investigación basada en la sociolingüística interaccional que plantea que “determinados aspectos contextuales de la comunicación como el tipo de participantes, la clase de actividad social desarrollada mediante el lenguaje, el tono de la interacción, el grado en que los interlocutores participan de unas expectativas culturales comunes, las diferencias de poder y la distancia social entre ellos” (Blas Arroyo, 1994: 22) juegan un papel importante en la covariación.

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Es decir, dentro de cada situación comunicativa donde se presupone el uso de un pronombre dependiendo de su formalidad, también es necesario analizar otros factores como pueden ser ciertas normas socioculturales asentadas, las características y relación existente entre los hablantes o el contexto - social, político, económico - en el que se desarrolla el acto comunicativo. Porque estos pueden inducir a un uso contrario a lo que se puede esperar y, por tanto, a la covariación por parte de un mismo hablante.

En este sentido, Murillo Fernández (2003: 1) introduce el término poliformismo, el cual describe como “un fenómeno lingüístico de los hablantes que consiste en usar varias formas de tratamiento con un mismo interlocutor en un mismo acto comunicativo con una intención comunicativa determinada”. Según la autora, este fenómeno “es común en todos los estratos sociales, en todos los espacios y en un mismo hablante de acuerdo con las circunstancias”.

Lo que parece indicar que los aspectos que se han analizado en los apartados anteriores ven reducida su influencia.

Esta autora mencionaba además la “modalidad expresiva, según las circunstancias del hablante-oyente, la ocasión del hablante y el asunto del que se habla” como determinantes del poliformismo (Murillo Fernández, 2003: 10). Además también clasificó las formas de tratamiento en el habla de Popayán asociadas a la situación comunicativa (nivel diafásico) en la que, entre otras, destacaba como cuestiones determinantes el tipo de relación entre los interlocutores y la intención comunicativa, el habla afectada donde se reflejaba el enfado o una intención de marcar distancia y la relación de familiaridad o de igualdad.

La misma línea sigue el análisis de Blas Arroyo (1995: 229-252) planteando una visión más dinámica de los intercambios lingüísticos, en el transcurso de los cuales se producen cambios contextuales y donde la covariación es una forma de adaptar el aspecto lingüístico por parte de los hablantes a esos cambios. El autor planteaba “un concepto teórico, el discurso, que no se aborda como una construcción cerrada en sí misma o como mucho encorsetada por factores sociales y textuales predeterminados, sino como una estructura de enunciados que es consecuencia directa de la negociación progresiva entre los participantes de la interacción; unos participantes que de esta forma se ven involucrados y comprometidos en su desarrollo” (vid Blas Arroyo, 1995; Goffman 1974: 33).

Por último, es relevante también mencionar cómo las reglas de alternancia de los pronombres y la simetría o asimetría en el trato tienen un carácter de convención social que el hablante conoce dentro de la situación comunicativa concreta de la que se trate. De forma general, se presupone que, en un contexto formal, el trato simétrico de V es el que predomina, si bien existen casos, en los que la edad de los participantes o una relación implícita de poder

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podría inducir a un trato asimétrico. Existen también situaciones sociales - como la relación profesor-alumno, médico-paciente, sacerdote-fiel – donde históricamente ha predominado el trato asimétrico. Sin embargo, se puede afirmar que estos casos tienden a evolucionar hacia la simetría y que el trato asimétrico, tanto en situaciones formales como informales, puede usarse con otros objetivos extralingüísticos.

En situaciones comunicativas como la que nos ocupa en este estudio, es decir, el lenguaje político, esta evolución de las bases teóricas sobre las formas de tratamiento en distintos contextos comunicativos se puede deber a varios factores. La búsqueda de una adaptación del lenguaje a la realidad social del momento de habla, el acercamiento al interlocutor imprimiendo un halo de familiaridad, el debilitamiento de las escalas de poder o también el carácter más agresivo de este tipo de lenguaje. El análisis del uso de T y V discurso de J.L. Rodríguez Zapatero (ex-Presidente del Gobierno de España) por parte de Medina (2010: 219) concluyó en que “la dinámica conversacional expuesta por Rodríguez Zapatero iba dirigida (como en otros ámbitos de su estrategia política) hacia una nueva forma de contacto interpersonal con el público, al que quiso transmitir un nuevo rumbo y cambio de talante, eliminando (con este simple gesto lingüístico) la barrera – tradicionalmente infranqueable – entre el poder, el estatus y el tratamiento”.

4.4 La cortesía

El estudio de la cortesía desde el punto de vista lingüístico, al igual que el uso de los pronombres de tratamiento, es una cuestión que ha generado amplio material de investigación y análisis. Si bien esta cuestión no es el centro de este estudio, se considera de importancia hacer una breve referencia, dada la relación existente entre las reglas alternancia pronominal y la cortesía. Como Gumperz reflejaba en el prólogo de una de las obras de Brown y Levinson (1987), considerada como manual referencia en la materia, ”politeness phenomena by their very nature are reflected in language”, siendo el uso de las formas de tratamiento uno de los instrumentos utilizados para reflejar el fenómeno de la cortesía.

Teniendo en cuenta las descripciones realizadas hasta ahora de T y V en diversas situaciones comunicativas, se presupone que es la forma V la que transmite cortesía. Sin embargo, un análisis de discursos en diferentes contextos indican que a veces la intención en el uso de una forma u otra es justo la contraria a la esperada, cayendo en la cortesía o descortesía. Por ello, afirmaba Blas Arroyo (1994: 31) que la diferente significación que los

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pronombres de tratamiento pueden tener en el transcurso de una conversación están ligados directamente a las características textuales de cada situación comunicativa, cuestión a la que además se pueden añadir las convenciones sociales y culturales de una comunidad, de un grupo o de un individuo particular.

De forma concreta, el lenguaje político que nos ocupa en este estudio es una clara muestra de cómo el lenguaje puede ser utilizado para mostrar cortesía o descortesía. De forma general, este tipo de lenguaje transgrede a menudo las normas de uso, incluidas las formas de tratamiento, con objetivos intencionados concretos. Tal es el caso del uso de T cuando se ataca al adversario, se contradicen sus propuestas o se reprochan sus actuaciones; la asimetría en el trato cuando se pretende dar una imagen de autoridad o superioridad sobre el oponente;

o el uso de V con un objetivo claramente descortés y de desprecio o bien con sentido irónico, por nombrar algunos ejemplos. En su análisis sobre la cuestión, De Santiago (2009: 4) afirmaba que en el discurso político ”los valores de la cortesía, la normas de la cortesía, se transgreden constantemente persiguiendo el mismo objetivo que los crea: mantener la propia imagen”.

5 Análisis y discusión

Con el objetivo de facilitar la comprensión del análisis del corpus, el estudio seguirá la misma estructura planteada en el apartado anterior, es decir, un análisis por factores de influencia en la covariación.

5.1 El género

El análisis de las intervenciones de los siete líderes políticos en el debate muestra una desigualdad en el uso de los pronombres de tratamiento en función del género. Si se analiza el uso de T frente a V en todas las intervenciones del sexo femenino, se observa que en el 43,36% de las ocasiones las mujeres optaron por el T mientras que en el 56,64% restante, la elección se inclinó hacia el V. En el caso de los varones, la balanza está más desequilibrada, presentando el uso de T un 23,08% frente al 76,92% del V en la totalidad de las intervenciones. Se incluyen a continuación dos cuadros resumen donde se recogen los datos analizados.

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Se considera de importancia descatar que se han tratado como intervenciones aquellos usos de la palabra en los que los políticos se dirigen bien a otro participante en el debate – a iniciativa propia o haciendo uso de su turno de réplica – existiendo, por tanto, una interacción o bien al público. No se han contabilizado en el total de intervenciones aquellas cuyo objetivo es el de ser una mera exposición, una presentación del programa electoral o de la ideología de forma general por parte del participante en las que no existe interacción.

Aunque este análisis cuantitativo arroja unos datos que podrían servir como base para afirmar que el género sí influye en la covariación, un estudio pormenorizado del debate y de ciertos aspectos del mismo hace indicar que existen otros parámetros que inciden en estos claros desequilibrios, no siendo el género en sí mismo el causante de esta situación. El análisis cualitativo de otros factores influyentes que se realiza en siguientes apartados puede justificar estas diferencias en base a otras cuestiones.

Si se analiza el género del interlocutor al que los hablantes se dirigen, independientemente de su propio sexo, la elección entre T y V arroja los datos que se incluyen en las tablas a continuación:

1 En las tablas que abren este apartado, la suma total de intervenciones cuando se analiza el género del hablante es de 317, de las cuales, en 226 el hablante es una mujer y en 91, un hombre. Si lo que se analiza es el género del interlocutor, la suma del total de intervenciones alcanza las 308, 234 en las que el interlocutor es una mujer y 74, un hombre. La razón por la que las sumas totales de las intervenciones no arrojan el mismo dato en ambos casos es debido a que en el segundo caso no se han incluido las intervenciones en las que los políticos se dirigían al público o al votante de forma general por no conocer exactamente el género del mismo.

HABLANTE MUJER HABLANTE HOMBRE

Intervenciones % total Intervenciones % total

Uso de T 98 43,36% Uso de T 21 23,08%

Uso de V 128 56,64% Uso de V 70 76,92%

Total 226 100,00% Total 91 100,00%

INTERLOCUTOR MUJER INTERLOCUTOR HOMBRE

Intervenciones % total Intervenciones % total

Uso de T 91 38,89% Uso de T 23 31,08%

Uso de V 143 61,11% Uso de V 51 68,92%

Total1 234 100,00% Total 74 100,00%

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Como se puede observar, los datos muestran que las mujeres reciben T en un 38,89%

de las ocasiones, mientras que los hombres lo hacen en un 31,08%. En el caso de V, estos porcentajes alcanzan el 61,11% y el 68,92% para mujeres y hombres respectivamente. El análisis de estos datos indica cierta similitud y equilibrio en las formas de tratamiento que tanto mujeres como hombres reciben en las interacciones. Por tanto, se podría afirmar que el género del interlocutor adquiere menos relevancia que el del hablante en la cuestión que se analiza, no siendo éste determinante a la hora de elegir la forma de tratamiento por parte del hablante.

Estos datos pueden ayudar a concluir que el sexo del intelocutor no influye de forma conclusiva en la elección de un pronombre de tratamiento frente a otro. Es decir, la mayor parte de los líderes se dirigen a sus adversarios políticos de T o V dependiendo del sexo de los mismos con una diferencia no significativa. Se puede determinar, por tanto, que existen otros factores determinantes, pudiendo estar la elección determinada por el respeto a la reciprocidad en el tratamiento, por ejemplo, y no tanto por el género de la persona a la que se dirigen.

Por último, cabe mencionar que el uso de los pronombres de tratamiento en las 24 intervenciones del presentador (de sexo masculino) se limitan al V y están limitadas a dar la palabra a los participantes, sin entrar a debatir. Cuestión esta que invita al uso de V. Las intervenciones del presentador no se han incluido en el análisis de datos de género, por no ser un participante en el debate como tal.

5.2 La edad

Los siete líderes políticos se encuentran en edades comprendidas entre los 57 y los 32 años en el momento de la realización del debate. Aunque la máxima diferencia de edad existente es de 25 años, pudiéndose considerar que pertenecen a generaciones diferentes, la diferencia de edad de los participantes no es muy amplia, perteneciendo la mayoría a la misma generación.

En el análisis se puede observar que el líder de mayor edad (PNV) no utiliza el T en ni una sola ocasión, mientras que la líder de menor edad (UP) sólo emplea el V en escasas ocasiones y para dirigirse al votante. Esto podría dar lugar a confirmar una posible hipótesis que defienda que las personas de más edad tienden a utilizar más V y los jóvenes T. Sin embargo, existen varias cuestiones que indican que estos datos no son conclusivos. Por una

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parte, el rango de edades entre los que se encuentran todos los líderes no es amplio y el resto de líderes utilizan T y V en mayor o menor medida. Si se analizan, por ejemplo, las intervenciones del segundo líder más joven, el representante de ERC, se observa que combina el uso del T y V en sus intervenciones de forma muy equilibrada, no apoyando así la teoría de que la edad influye directamente en la elección. Por otra parte, el análisis cuantitativo de las intervenciones no puede determinar que la elección esté influida por la edad porque las muestras en el caso del representante de mayor edad podrían no ser lo suficientemente representativas, debido a su reducido número, no pudiéndose obtener conclusiones determinantes. Por último, la incidencia de la covariación está presente en casi todos los líderes, independientemente de sus edades. Por ello, es necesario recurrir al análisis cualitativo que se realiza en el siguiente apartado para extraer otros factores de influencia en la elección.

5.3 La situación comunicativa

A la situación comunicativa ante la que nos encontramos, un debate político, se le presupone un carácter formal donde el uso de V y el trato cortés que de este se desprende deberían ser la tónica general entre los participantes. Sin embargo, el análisis de las intervenciones muestra una presencia clara del poliformismo en diferentes grados por parte de todos los líderes políticos, con excepción del representante de PNV.

En el análisis de las intervenciones se puede observar que existen varios factores relacionados con la situación comunicativa que podrían influir en al covariación. Los temas que se abordan en el debate llevan asociados y generan una serie de sentimientos que influyen directamente en la dinámica de la conversación. Estos, además, influyen en el tono de las interacciones, en la confrontación entre los participantes y en cómo cada participante se posiciona con respecto a su adversario a través del uso del lenguaje. Todas estas cuestiones, unidas al difícil y crispado contexto social, político y económico en el que se desarrolla el debate, generan controversia y afectan a las sensibilidades de los participantes, provocando la covariación. A continuación se analizan varios extractos del debate donde se puede observar la incidencia del poliformismo.

Cuando se aborda el tema de la independencia de Cataluña, por ejemplo, una cuestión que ha ido escalando en sensibilidad y confrontación desde hace un par de años en España, el uso del T es generalizado y su intención parece estar lejos de implicar familiaridad, solidaridad e intimidad sino más bien un ataque al adversario, cierta agresividad, un repoche

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a sus actuaciones con tono acusativo y también una defensa frente a ataques. Así es como se puede analizar el intercambio entre los líderes de tres partidos y el líder de ERC, partido que defiende la independencia de Cataluña:

1) Debate entre PP y ERC (16'30'')

PP: “El independentismo tiene que perder toda esperanza. No va a conseguir sus objetivos.

No va a haber una independencia de Cataluña. No va a haber una desaparición de España”

ERC: “Desaparecer”

PP: “No, desaparecer, no, pero ir al rincón de pensar un buen tiempo. ¿Sabe por qué?”

ERC: “Dejar de pensar como pensamos”

PP: “Porque el catalanismo político, el nacionalismo, ha fracasado. No habrá referendum.

Ha fracasado”

ERC: “Fracasar, Cayetana, es sacar un diputado en Cataluña. Eso es fracasar”

PP: “Habéis fracasado, habéis fracasado. El Estado existe, existe un Estado de Derecho con garantías y existe un democracia fuerte en España”

ERC: “Ustedes han sacado un diputado”

PP: “¿Sabe el problema que tenemos? Es esto...”

En este caso, en el que las intervenciones de los líderes no son siempre correlativas sino que se superponen unas a otras, la líder del PP utiliza inicialmente el V para tomar una posición de superioridad, marcando una desigualdad frente a su adversario. A través de una pregunta retórica (“¿Sabe por qué?”) marca ese posicionamiento de superioridad intelectual, como queriendo aleccionar a su contrincante y explicar su posición desde arriba. Sin embargo, frente al ataque directo de este, Álvarez de Toledo no consigue mantener su posicionamiento, recurriendo al T directamente como defensa de ese ataque y poniéndose al mismo nivel que su interlocutor. En el avance del debate, la líder del PP vuelve al V y a utilizar la pregunta retórica para retomar la posición explicativa de superioridad del inicio de su exposición.

2) Debate PSOE a ERC (22'36'')

PSOE: “Señor Rufián, mire, el independentismo habla de diálogo y de política efectiva. Pero,

¿sabe lo que sucede? Que cuando yo le hablo de bienestar, usted me habla de independencia, cuando le hablo de pensiones, usted me habla de independencia, cuando yo le hablo de educación, de sanidad, cuando yo le hablo de todas las políticas, me contesta independencia, independencia, independencia.”

ERC: “No, sabe que no es cierto”

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El debate continúa con explicaciones varias en torno a la cuestión independentista y finalmente contesta (26'50'')

ERC: “Sabe que miente cuando dice que nosotros sólo hablamos de una bandera. La gente no come banderas...”

PSOE: “Rufián, votásteis en contra de los Presupuestos Generales del Estado por una bandera”

Este caso es similar al anterior. La líder socialista busca posicionarse intelectualmente por encima del líder independentista utilizando en su argumentación el V de forma repetida para dirigirse directamente a su contrincante y a través de una pregunta retórica. Sin embargo, cuando el líder de ERC, aunque manteniendo la reciprocidad y utilizando el V, le ataca directamente incluso diciéndole que miente, una acusación muy directa y que sube el tono de la conversación, la líder socialista responde directamente a este ataque dirigiéndose por su apellido (lo que implica cierta familiaridad) y recurriendo al T.

3) Debate entre C's y ERC (30'10'')

C's: “¿Quién es el candidato preferido de Rufián? Pedro Sánchez. Rufián quiere que el próximo Presidente del Gobierno sea Pedro Sánchez. Aitor Esteban quiere que sea Pedro Sánchez. Eso ya es un motivo más para saber que la mayoría...”

ERC: “Imagine cómo son ustedes”

C's: “Desde luego que no, tú no quieres ver a Albert Rivera en la presidencia ni en pintura, porque sabe lo que le espera al nacionalismo”

ERC: “Porque soy de izquierdas, básicamente”

La líder de C’s continúa con su exposición en la que se incluyen además ataques e intercambios de acusaciones con la líder del PSOE. Después, continúa señalando a ERC:

C's: “Los señores del Partido Socialista quieren que estos señores (refiriéndose a ERC) puedan sacar a los condenados golpistas de aquí a unos meses...”

ERC: “¿Tejero dices?”

C's: “No, a los tuyos, a los tuyos”

En este caso, la líder de C’s recurre al T como forma de atacar directa y personalmente al líder de ERC, como contestación a los comentarios ciertamente irónicos que este le dispensa y que se pueden considerar como ataques velados (“¿Tejero dices?”). Es importante destacar que estos líderes tienen un largo historial de encontronazos en el contexto de la política catalana, donde se han lanzado duras acusaciones en los últimos años.

Esto hace que el trato sea muy directo, incluso brusco y despectivo en muchas ocasiones y que, cuando que se utiliza el V entre ellos, sea para marcar distancias, para situarse en una

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posición de superioridad frente al otro e incluso buscando el tono irónico o la burla. Se puede decir que Arrimadas cae incluso en la descortesía cuando utiliza la expresión amenazante “tú no quieres ver a Albert Rivera en la presidencia ni en pintura”.

En el siguiente extracto, se analiza la evolución de la dinámica del debate en torno a cuestiones económicas, algo que también genera un enfrentamiento claro. Como se puede observar en el siguiente intercambio entre los líderes de VOX y PP, la líder del PP se dirige al líder de VOX de V, con la posible intención de buscar mantenerse al mismo nivel intelectual que él (ya que este a menudo emplea el V con un claro objetivo de superioridad).

Sin embargo, frente al ataque o acusación directa por parte de VOX donde pone en duda lo que la líder del PP está afirmando, esta cambia directamente al uso de T para defenderse de ese ataque (46'40'').

4) PP: “El único partido, y perdóneme Sr. Espinosa con todo su, en fin, cátedra de economía, el único partido que de verdad tiene probada su capacidad para gestionar la economía de su país es el PP”

VOX: “¿Nos van a volver a endeudar como la otra vez?”

PP: “¿Te parece mal el modelo económico del Partido Popular de estos años?”

VOX: “¿Sabe usted cuál es la deuda desde que cogió el gobierno el Sr. Rajoy hasta que lo dejó?”

Si al debate económico se le añade además cómo la cuestión catalanista ha podido influir en la economía de la región, el tono escala, los ataques son directos y el control sobre el uso formal de los pronombres de tratamiento desaparece cayendo en el poliformismo. Así se puede observar en el debate entre PP y ERC (43'50'')

5) PP: “El otro día, Señor Rufián, llegaron unos cruceros inmensos llenos de turistas a Barcelona...”

ERC: “Y con el fuego se iban”

PP: “Y se fueron, sí. A usted le parece gracioso lo del fuego. ¿Usted sabe la destrucción que se está produciendo?”

ERC: “No, pero como se lo he oído y sé que no es cierto. ¿Cuántos cruceros se han ido?”

PP: “¿Cruceros? No sólo cruceros, turistas. ¿Quiere que le cuente el coste general del proceso?...”

ERC: “¿Pero cuántos se han ido por el fuego? Pero has dicho que los cruceros se iban...”

PP: “No, no ha pasado nada en Cataluña, es maravilloso. Pero hablan de autónomos, de los trabajadores, pero frenad eso de una vez, entonces vais a contribuir a los trabajadores, a los parados...”

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Álvarez de Toledo inicia su explicación en materia económica (cuestión que su partido suele defender como su mejor carta de presentación) en un tono superior, refiriéndose a su contrincante de V y buscando dar una lección en el campo que domina a través, de nuevo, de preguntas retóricas. A este uso, Rufián contesta atacando pero manteniendo el V, buscando la reciprocidad en el trato y mantener su mismo nivel, hasta que los ataques directos recibidos hacen que cambie directamente a T para defenderse de los mismos y poniendo en duda los datos que se están aportando. Ante esta respuesta, la líder del PP recurre a la ironía y, finalmente, también acaba utilizando el T para atacar de forma más agresiva y directa a su adversario y buscando dar unas instrucciones sobre qué es lo que este partido tiene que hacer.

Otro tema que también genera un cálido debate es la visión del feminismo y de la vulnerabilidad de la mujer ante ciertas situaciones. En este caso, varios líderes políticos recurren al T para reprochar a la líder del PP la gravedad de unas declaraciones sobre el consentimiento ante abusos sexuales. Este cruce de reproches y acusaciones se puede observar en los debates entre varios líderes y la líder del PP:

6) Debate entre PP y UP (1h 18'35'')

UP: “Me gustaría preguntarle a Cayetana, ¿por qué no rectificas? … Creo que toda España piensa que te equivocaste... ¿Tan difícil es que digas oye sí, en esto me equivoqué?”(...) PP: “Sr. Montero, en la vida cotidiana, no todo lo que no sea un sí, es un no y ya está”

UP: “Pero, Cayetana...”

PP: “¿Usted de verdad quiere volver a...?”

UP: “De verdad, Cayetana, tú estás... de verdad... en un contexto en el que a diferentes víctimas... en el que se está diciendo claramente...”

PP: “No, eso es un caso concreto”

UP: “… que es violación y, sin embargo, se condena por abuso y la Justicia no reconoce que es violación... ¿pero de verdad cree que es necesario ponerse a matizar eso?”

PP: “No, no, tú, usted está intentando, está intentando convertir un caso particular dramático de una niña...No todo el mundo piensa como usted”

UP: “Estoy convencida de que en tu partido hay muchas mujeres que piensan que sólo sí es sí, incluso en tu partido”

En este extracto, las intervenciones se solapan continuamente y en mayor medida mientras más se avanza en el debate. En el tono de la líder de UP se observa cómo la cuestión que se trata está apelando a las emociones de las que Brown y Gilman hablaban en su estudio y a las que se hacen referencia en un apartado anterior de este trabajo. Esto hace que, aunque en varias ocasiones intente mantener el uso formal de V, finalmente no consiga mantenerlo.

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Montero mezcla ambos pronombres pero, a medida que el tono se va haciendo más agresivo, utiliza el T de forma más directa con objetivo acusador. La líder del PP, por su parte, intenta mantener la calma y el V en todo momento, aunque no siempre lo consigue, incluso recurre a la rectificación. Se podría interpretar que el objetivo de este uso no recíproco del V busca mostrar cierta superioridad moral frente a su contrincante política, para marcar distancias frente a su oponente y buscando defenderse de los ataques, intentando no caer en los sentimientos encontrados que esta cuestión suscita.

7) Debate entre PP y ERC (1h 24'33'')

ERC: “Cayetana, sinceramente, eh? Tú tienes un montón de seguidores y representas a un partido que, a mí no me gusta nada, pero al que votan centenares de personas. Yo estoy convencido de que muchísima gente que te está viendo y que te vota, que se le revuelve el estómago”

PP: “Me conmueve escucharte... tranquilo, Rufián”

Se observa cómo el líder de ERC comienza su exposición dirigiéndose a su contrincante por su nombre y diciendo “sinceramente”. Se recurre así a un uso familiar de T, buscando acercarse, crear un ambiente de cercanía e intimidad con su contrincante e intentando despertar cierto sentimiento de arrepentimiento por sus declaraciones. Quiere mostrarse cercano, utilizando elementos de cortesía positiva, aunque en realidad la acusación que está haciendo es grave y muy negativa. A esto, la líder del PP contesta también con T pero con un tono irónico, quizá algo despectivo, más que cercano. El debate entre los dos líderes no continúa porque Rufián cambia de tema para hacer una presentación de otras políticas. Sin embargo, en el momento que Álvarez de Toledo toma la palabra de nuevo, vuelve a atacar a ERC con referencia al mismo tema, recurriendo al poliformismo, combinando el uso de T y V en el mismo contexto discursivo como se ilustra con el siguiente ejemplo. En este caso, se podría afirmar que el uso de V tiene un claro objetivo descortés, de desprecio e incluso, quizá, se vuelve a la ironía. Se recurre a la asimetría en el trato buscando una muestra de autoridad y superioridad intelectual y moral sobre el líder de ERC.

8) PP: “Ahh, señor Rufián, no me perdone usted la vida porque yo se la tengo que perdonar a usted 155 veces por cada una que me la tiene que perdonar tú usted a mí” (en referencia al artículo 155 de la Constitución Española aplicado en el asunto de la independencia catalana)

En estos ejemplos, se observa cómo durante el intercambio de acusaciones entre los líderes, el tono de la conversación se va a haciendo cada vez más intenso, dada la sensibilidad del tema, y existe dificultad para mantener la formalidad esperada, recurriéndose incluso a

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autocorrecciones. Sería interesante analizar también cómo en este, y en otros de los ejemplos mencionados en el análisis, el lenguaje no verbal y la prosodia juegan un papel importante en el desarrollo de las interacciones y lo que se pretende comunicar.

A continuación se incluye un último ejemplo de cómo el intercambio de acusaciones incita a dejar la formalidad en el trato a un lado recurriendo al T conforme avanza este intercambio. Este intercambio tiene lugar en el cuarto bloque temático cuando se genera el debate entre PSOE y UP, los dos partidos que finalmente no lograron un pacto de Gobierno, lo que provocó las elecciones del 10N. Aunque la líder socialista se dirige a Montero en un tono muy formal, esta busca en su respuesta un acercamiento personal retórico a la líder socialista cuando le dice “de corazón, Adriana”, una forma muy familiar de dirigirse a ella aunque posteriormente la acusación que se hace es agresiva (1h50’).

9) PSOE: “Con quien no pacta nunca el Partido Socialista, señora Montero, porque en 40 años de democracia no ha pasado nunca, no ha habido un Gobierno de gran coalición y no lo va a haber... Y mire, a mí lo que sí me quita el sueño es que ustedes vuelvan a votar por quinta vez en contra de un presidente socialista”

UP: “De corazón, Adriana, te digo que ojalá estés tan avergonzada como lo están los millones de españoles que nos están viendo de que pactáseis con el PP la reforma del artículo 135 de la Constitución....”

PSOE: “Lo que sí me gustaría es que tú pactases con nosotros el pacto anti-yihadista, que lo firmaras...”

UP: “Estamos como observadores y bien lo sabes”

PSOE: “Pues fírmalo, fírmalo”

Otro de los factores que se han señalado como influyentes a la hora de romper con la norma dentro del marco de la situación comunicativa es el grado de relación entre los interlocutores. Es decir, cómo la cercanía puede invitar a una cierta familiaridad y a un consecuente uso de T que no encaja con lo esperado. Los líderes políticos mantienen numerosos encuentros al margen de debates políticos televisados de este tipo y eso crea cierta relación de cercanía entre ellos. Un ejemplo claro de esto puede ser la intervención en la que la líder de UP se dirige a la líder de PSOE:

10) “Yo, Adriana, por lo que te conozco, estoy convencida de que piensas todo lo que estás defendiendo ahora. Pero es que cuando llegáis al Gobierno, hacéis todo lo contrario”

La líder socialista le contesta cayendo en el poliformismo y con el uso de V y T en la misma respuesta:

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